Militar
y patriota argentino. Gobernador de Salta desde 1815, organizó las partidas
guerrilleras que impidieron el avance del ejército español en el Alto Perú,
permitiendo a San Martín la preparación del ejército de los Andes.
Biografía
de Martín Miguel de Güemes: Descendiente de una acaudalada familia que le
pudo brindar una esmerada educación, cursó estudios en el Colegio de San Carlos
de Buenos Aires. Desde la adolescencia manifestó una clara vocación militar y
desde los 14 años sirvió en el regimiento de infantería de su ciudad natal.
Participó luego en la defensa del Río de la Plata contra la invasión inglesa. Liniers le
nombró en 1807 su ayudante y teniente de su escolta de granaderos.
Al
morir su padre en 1808 regresó a Salta para hacerse cargo del patrimonio
familiar. Abrazó luego el movimiento independentista de 1810 y formó un grupo
de caballería con el que se situó en Humahuaca, con objeto de interponer una
fuerza patriota entre las filas realistas del Alto Perú y del Río de la Plata. Combatió en
las batallas de Cotagaita y Suipacha, pero tuvo divergencias con Juan José
Castelli y volvió a Salta.
Tras
la derrota de Guaqui en 1811, protegió la retirada de Pueyrredón, lo que le
valió alguna popularidad. Manuel Belgrano, que sería luego su amigo, le mandó a
Buenos Aires. Asistió al cerco de Montevideo hasta fines de 1813 y ascendió a
teniente coronel. Entonces fue enviado con una expedición en socorro del
ejército del norte, derrotado por Pezuela en 1813. Volvió a Salta y reclutó
campesinos con los que formó un ejército. En enero de 1814 el general realista
Ramírez de Orozco ocupó Jujuy, pero Güemes llegó hasta allí y logró contener el
avance, regresando los españoles nuevamente al Alto Perú en agosto del mismo
año.
Güemes
fue elegido gobernador de Salta en 1815 y realizó entonces una reorganización
defensiva del territorio. Declaró a toda la población en Asamblea y adoptó como
tipo de organización militar las partidas guerrilleras: cada veinte o treinta
vecinos constituían una partida a cargo de un oficial, que dirigía los
ejercicios militares. Sus unidades más efectivas eran las de caballería,
compuestas por auténticos gauchos. Eran grupos armados que se movían
continuamente a caballo, sin apearse apenas, y que resultaron formidables para
romper y destrozar las fuerzas realistas, compuestas fundamentalmente de
infantería e integradas por indios. La caballería de Güemes practicaba la
guerra de guerrillas con contundente eficacia. Los gauchos salteños lograron
evitar varias veces que las tropas realistas avanzaran desde el Alto Perú hacia
la región rioplatense.
Mientras
tanto, Rondeau había fracasado en la tercera incursión argentina al Alto Perú.
Tras la derrota de Viluma (1815) y, sobre todo, después de la de Sipe Sipe (28
de noviembre de 1815), los españoles se lanzaron de nuevo a la conquista del
Río de la Plata. El
virrey Pezuela había delegado el mando en José de la Serna, que recibió la orden
de invasión en un momento muy favorable para la restauración del poderío
español en toda América. La situación para las tropas patriotas era dramática y
Buenos Aires temió una catástrofe.
Fue
entonces cuando Güemes realizó su mejor actuación militar, defendiendo la
frontera frente los realistas con sus gauchos, mientras José de San Martín
preparaba en el oeste el Ejército Libertador. Rondeau quiso sustituir a Güemes
y ocupó Salta, pero el caudillo salteño le sitió en marzo de 1816, llegando
ambos jefes a un acuerdo. Güemes siguió resistiendo a los españoles en la
frontera, sobre todo después de que Pueyrredón ordenara la retirada de las
tropas porteñas de Tucumán. En noviembre de 1816 se produjo la esperada
invasión realista. Olañeta ocupó Jujuy en enero de 1817 y José Canterac en
1819, pero sin poder penetrar al interior. Güemes siguió con su guerra
defensiva y fue nombrado por San Martín jefe del ejército de observación del
Perú.
Los
jefes políticos y militares argentinos entraron posteriormente en muchas
divergencias y Güemes tuvo que enfrentarse con el gobernador de Tucumán,
venciéndole en 1821. Luego llegaron nuevamente los realistas, dirigidos ahora
por Guillermo Marquegui, cuñado de Olañeta, que ocuparon otra vez Jujuy, aunque
tuvieron que rendirse más tarde. Ocurrieron entonces algunos desórdenes en
Salta, debidos al descontento producido por la presión fiscal impuesta por
Güemes. Olañeta quiso aprovecharla, enviando allí al general José María Valdés,
que tomó Salta el 7 de junio de 1821. En el combate resultó herido Güemes, que
murió diez días después como consecuencia de la herida en la Cañada de la Horqueta, adonde se había
retirado. Los patriotas recuperaron Salta en julio siguiente.