CLUB SOCIAL SAN JUSTO
Fundado: 21 de Diciembre de 1919

Dirección: Av. Arturo Illia 2632 - San Justo - La Matanza - Buenos Aires.
Correo Electronico: clubsocialsanjusto@gmail.com
Actividad: SOCIAL - CULTURAL - DEPORTIVA - FOMENTO - PRO BIBLIOTECA

"Al Servicio de la Comunidad de San Justo y La Matanza"

viernes, 30 de agosto de 2013

Día del Ferrocarril

El 30 de agosto se celebra el Día del Ferrocarril.
Recordando en la historia el 30 de agosto de 1857 se inauguró la primera línea de ferrocarril del nuestro país. Iba desde la actual Plaza Lavalle de Buenos Aires hasta la estación La Floresta.
La Porteña: La locomotora llegó de Londres y fue bautizada como "La Porteña". Venía con una gemela que fue llamada "La Argentina". También llegaron los vagones que completarían el tren.
Era una pequeña locomotora, que había sido construida en 1854 en Inglaterra y que a su vez era veterana de la guerra de Crimea. Fue transportada hasta Buenos Aires en el vapor Borland, atracando en el muelle porteño en la navidad de 1856. Unas semanas más tardes desfiló por las calles de la ciudad en un enorme carro, tirado por 30 caballos.
Llegaron también los hermanos Juan y Thomas Allen, contratados para conducirla, junto con el ingeniero Guillermo Brogge, encargado de la instalación de los rieles, varios capataces y 160 obreros especializados en instalaciones ferroviarias, todos ingleses.
El primer ensayo fue el 28 de enero de 1857, ente la Estación del Parque (actual Plaza Lavalle) y San José de Flores. Las pruebas fueron exitosas y se decidió que la fecha inaugural sería el sábado 29 de agosto.
Ese día, sobre la única vía, salió de la Estación del Parque a la una de la tarde. El tiempo acompañaba los festejos de los vecinos que vivaban la partida, en medio de flores y banderas donadas por familias de abolengo. Corría a 24 Km. por hora.
La formación iba en busca de La Floresta, una zona de quintas de veraneo en las afueras de la ciudad, distante diez kilómetros. Salió así por la actual calle Libertad, y tras dos curvas y contra curvas, encaró por el trazado de la calle Lavalle.

jueves, 29 de agosto de 2013

Salutación al Colegio de Abogados de La Matanza



CLUB  SOCIAL  SAN  JUSTO
FUNDADO: 21 de Diciembre de 1919
Av. Arturo Illia Nº 2632 – San Justo (1754) – La Matanza – Bs. As.
clubsocialsanjusto@gmail.com
http://clubsocialsanjusto.blogspot.com/

La Matanza, Ciudad de San Justo, 29 de Agosto de 2013
Sr.
Presidente
Colegio de Abogados de La Matanza
Dr. Alberto T. Fornaro
Presente.
_____________ S / D ______________

De nuestra mayor Consideración:
                                                      Tenemos el agrado de dirigirnos a usted y por su intermedio a los demás miembros de tan prestigiosa Institución, para expresarle nuestro saludo en la “Conmemoración del DÍA DEL ABOGADO”.-
                                                Sin otro particular, nos despedimos de usted atentamente.-                                         

Alberto J. Zaia    Carlos A. Rodríguez
Secretario           Presidente

domingo, 25 de agosto de 2013

Néstor Adolfo Rodríguez Morel

En el día de ayer sábado 24 de agosto de 2013 a los 91 años de edad se fue al cielo nuestro querido amigo Néstor Adolfo Rodríguez Morel, un excelente Padre y Abuelo, que se desempeño como agrimensor en sus faz laboral, siempre presente al servicio de su comunidad con sus manos de ayuda; Un Escritor muy especial de cuentos y por sobre todo un conocedor de la nuestra historia. Fue premiado en varios certámenes literarios y recibió distinciones profesionales.
El Club Social San Justo continua con las publicaciones en el “Ciclo de Poesías, Narrativas y Cuentos breves 2013” que es un espacio para poetas y escritores que deseen publicar su arte a través de las letras en nuestra Web; Hoy le rendimos nuestro humilde Homenaje a un grande de las letras. (Aconsejamos para ver esta página Web usar el Navegador Mozilla).
ALISTAMIENTO (Cuento)
En la capilla de Guardia de Lujan, Virreinato del río de La Plata, el 8 de febrero del año 1807, me presento al Cura Teniente:
-Confesión, Padre,
-In nómine: Patris et Filii et Spiritus Sancti. Amen
-¿Cuánto tiempo hace que no te confiesas?, ¿Qué pecado has cometido?
-Padre, le pido en confesión, necesito que Dios me libere de un juramento.
Para ello tiene que conocer mi vida, luego por el poder que le entregó nuestro Señor, liberarme o no.
Mi nombre, Patricio o. Sullivan, nací el 19 de Mayo de 1783 en el condado de Wexford, Irlanda, incorporada a Gran Bretaña por el Acta de 1800.
Inglaterra fue sierre nuestra enemiga, trató permanentemente de integrar a Irlanda a su Imperio y esta obsesiva idea se incrementó más, cuando Enrique VIII, separa a la iglesia anglicana de la católica, negando todo vínculo entre ellas y apartándola de Roma.
Fue y es una lucha constante entre ambos pueblos. Irlanda no ha renunciado, y ha de seguir luchando mientras no sea independiente y católica.
Mi padre granjero católico, no podía ser indiferente a estas luchas religiosas y nacionalista, se incorporó al ejército de Irlandeses Unidos, que enfrento a las tropas inglesas en batalla de Vinegar Hill, el 21 de junio de 1798, la suerte de las armas no favoreció a los irlandeses; él, logró con otros compañeros ocultarse, formando guerrillas que daban combates sorpresivos, desgastando y desorientando al ejército. En uno de estos asaltos se lo detuvo, y condenado a muerte, salvó su vida, al poder ser canjeado por su hijo mayor. Yo era el hijo varón mayor.
La tropa se enganchaba, en el ejército inglés, por varios períodos y en algunos casos de por vida, esto permitía que su incorporación fuera de distintas nacionalidades, completándose los cuerpos en algunos casos con presos sacados de las cárceles. Esto requería una disciplina muy rígida y severa, siendo el azote el castigo que se aplicaba, su número variaba a la falta cometida, en general esto oscilaba entre los 700 a 900 latigazos. La discriminación tenía en el ejército inglés un uso y grado superlativo, no ocupaban y ascendían a los cargos de mandos aquellos, que no fuesen ingleses y protestantes.
Me alistaron en el Regimiento 71, (Rifleros) al mando de Tte. Coronel Denis Parck, compañía formada casi en su totalidad por escoceses.
El 31/08/1805 el Capitán de Navío Home Popham, recibe del Almirantazgo, la orden de escoltar la expedición del Gral.- Bird, que se embarca en su totalidad en Clark con rumbo hacia el Cabo de la Buena Esperanza (África), en posesión de los holandeses.
En mi condición de tropa, en las fuerzas del Gral. Bird, embarco en la tripulación del Diadem, buque insignia de la flota del Capitán de Navío Home Popham.
Las acciones militares que se desarrollaron para obtener el dominio del Cabo, dieron por resultado la capitulación del Gral. Jensses el 18/01/1806, con lo cual el Cabo de la Buena Esperanza pasó nuevamente a manos inglesas.
Por mi comportamiento, durante el combate entre las fuerzas inglesas y holandesas, dando muestra de valor y coraje, me ascendieron al grado de Suboficial en la Ayudantía, del General Guillermo Carr Beresford.
Cumplidas las ordenes recibidas el Capitán de Navío Popham, inicia la expedición hacia el Río de La Plata, decisión a la que no estaba autorizado por el Almirantazgo, por lo cual la misma quedaba bajo su responsabilidad, si bien no era ajena a la misma el primer Ministro Parlamentario William Pitt, del cual había obtenido un memorándum (año 1804) donde documentaba el pedido de tropas que había realizado al Gral. Bird, el cual respondió, poniendo bajo el mando del Tte. Cnel. Packs al primer batallón del Regimiento 71 y parte del 20 de Dragones. Las fuerzas se componían: Regimiento 71. con 32 oficiales, y tropa de 857 hombres; Dragones con 1 Capitán y 6 hombres de tropa; la artillería con 1 Capitán, 1 Teniente y 34 hombres de tropa, con 4 piezas de 6 libras.
El Estado Mayor lo integraban: el General de Brigada Guillermo Carr Beresford, el Mayor de Brigada Deane, el cuartel maestre Capitán Patric, el edecán Alférez Gordon, el Cirujano Forbes, el Enfermero Hallidaym, el Intendente Hill y el secretario Capitán de Ingenieros Kennett.
La expedición zarpó del Cabo el 14 de Abril de 1806; los vientos no le fueron propicios y ante una tormenta que debieron afrontar el 21 de abril se creyó perdido el transporte Ocean con 200 soldados.
El 28 de abril la escuadra ancló en santa Elena, donde se incorporaron como refuerzos las tropas entregadas por el Gobernador de la isla previo a un arreglo con el Comodoro Popham sobre las presas ha obtener de los tesoros reales que se hallaban en Buenos aires a la espera de ser enviados a España.
Los refuerzos militares se componían; Artillería, 1 oficial y 102 hombres de tropa con dos obuses de 5 ½ toneladas. Infantería, 9 oficiales y 174 hombres de tropa formando un total de 10 oficiales y 276 hombres de tropa al mando del Teniente Coronel (Vive Gobernador de la Isla) Lane, perteneciente a la Compañía de las Indias Orientes, embarcados en el buque mercante Justine.
El 2 de Mayo de 1806 zarpó la expedición de Santa Elena rumbo al Río de La Plata; en las proximidades de Montevideo el día 13 de junio se realiza a bordo de la nave insignia un consejo de guerra a fin de resolver que puerto se atacaría primero, si Montevideo o Buenos Aires, dado que de acuerdo a las fuerzas que se dispone se podría atacar a los dos juntamente.
El Gral. Beresford consideraba primordial tomar Montevideo, ya que era más accesible por su superficie, y siendo punto importante sobre el río de La Plata poder facilitar desde ahí el asalto sobre Buenos Aires.
El Comodoro Popham argumenta lo contrario, se reinclina por razones políticas realizar el asalto sobre Buenos Aires argumentando que siendo la capital del Virreinato del Río de La Plata el efecto psicológico sobre el resto del continente sería mayor, se reservó el conocimiento que a través de los espías ingleses White y Burke, los tesoros del rey se hallaban en Buenos Aires; el Consejo acepto esta proposición.
Se determinó que los buques Raisonable y Diodeme hicieran crucero frente a Maldonado y el Diadem sobre Montevideo, que la marinería y la tropa de desembarco se embarcaran en los buques de menor calado.
El día 16 de junio se dio la orden de zarpar, los vientos, las corrientes y los bancos del río obstaculizaron el desembarco; por el canal Ensenada se ancló frente a Quilmes el 25 de junio de 1806.
El 25 de junio se inicia el desembarco del ejército ingles compuesto de 1641 hombres, durante el día se completó y teniendo en cuenta que había más de 2Km. De bañados, la tropa hizo noche sobre la playa.
La acción de los españoles se traducía solamente en observación del desplazamiento inglés.
El día 26 el ejército inglés comienza a marchar hacia la barranca, al aproximarse a ella, abre el fuego la artillería enemiga; Beresford dispone la formación de sus para contrarrestar el ataque, en la primera línea, el regimiento 71, y el batallón de Santa Elena y la infantería de marina a 100 metros de distancia a efectos de prever un ataque de caballería; al llegar a la barranca el 71, el enemigo se dispersa.
El Virrey le envía al Cnel. Arce un refuerzo constituido por caballería de milicia, infantería de milicia y tres cañones que en la huida son arrastrados por la tropa de Arce, tratan de rehacerse y en vez de dar combate cruzan el puente Gálvez, le prenden fuego, se dirigen a barracas, y vivaquean sobre la calle Larga.
El Gral. Beresford a mediodía del 27 de junio después del combate de Barrancas al Norte, en el cual las tropas inglesas enfrentaron a las españolas tras un breve y recio tiroteo, pasó toda su tropa al Riachuelo y habiéndose dispersado las españolas, inicia la marcha por las calles Larga y San Martín hacia en Fuerte donde se hallan reunidos el Cabildo, la Audiencia y los Jefes militares, entre ellos el Brigadier fe la Quintana, a quien el Virrey había designado para negociar a la capitulación.
Beresford envía al Fuerte a su edecán el Alférez Gordon, informando a las Autoridades, que el General exigía la entrega pacifica de la tropa y de la población.
Bajo la garantía de protección a las personas, a las leyes, la religión y la propiedad privada.
Aceptadas las condiciones por el Brigadier, el ejército inglés por la calle san Martín reinicia su marcha hacia el Fuerte, bajo las gaitas de los escoceses y cantando la canción “Old green”.
Es de destacar qué fue total la indiferencia del pueblo, había en sus rostros un orgullo pisoteado, y en sus ojos un rencor que solo aguardaba el instante de la reconquista, eran falsas las versiones que decían que el pueblo de Buenos Aires recibiría a las tropas inglesas inflamados de alegría y felicidad.
Los barcos en el puerto, anclados, tan solo aguardaban abandonar las aguas del traicionero Río de La Plata.
El día 28, en el Fuete se iza la bandera inglesa con los honores y salvas correspondientes, Beresford ya instalado en él, toma las primeras medidas de gobierno las cuales tienden a no mal quistarse con la población, en especial a congraciarse con los comerciantes y terratenientes.
Convoca a la Audiencia, al Cabildo, al Consulado y a la Iglesia, las cuales deben a seguir actuando con las mismas personas y de acuerdo con las leyes españolas, pero deberían ser sometidos a él, todos los asuntos aquellos que por su calidad eran sometidos con el anterioridad al virrey.
Mediante el primer bando, aseguraba la protección a la iglesia, a las personas y a las propiedades privadas.
El sistema y orden administrativo no acarreaban problemas, lo que sí y no se le había dado solución, eran dos puntos: uno los caudales reales y otro el cabotaje apresado.
Sobre estos puntos el que más le interesaba a los ingleses eran los caudales del Rey y no los barcos menores, que sí, eran de interés para los comerciantes, o a sus dueños privados. Sintetizando se resolvió salomónicamente, los tesoros fueron cambiados por el cabotaje; esto era lo lógico, por cuanto los tesoros eran del Rey y sobre ellos la población no recibía ningún beneficio, pero sí por el comercio que se desarrollaba con los puertos del interior, especialmente con Montevideo.
La medida que causó más satisfacción en la población fue el bando del 4/VIII/1806, que establecía la libertad de comercio, especificando los derechos de aduana a cobrar, como también aboliendo los impuestos internos de importación o exportación de la ciudad de productos del país.
Esto fue quizá la disposición de mayor valor que dejo la excursión inglesa en Buenos Aires que era tan ansiada por los comerciantes y por la pequeña industria que empezaba a desarrollarse.
España con su sistema comercial tenía esclavizadas a sus colonias, privándolas de un crecimiento que era progreso.
El accionar administrativo y la vida religiosa continuaba en Buenos Aires donde el pueblo no aceptaba el vasallaje ingles, en silencio y sigilosamente desaparecían los hombres, porque se incorporaban en San Isidro y Montevideo a las tropas de criollos y españoles que bajo las órdenes de Pueyrredón, Liniers y Alzaga se preparaban militarmente esperando el momento oportuno de la reconquista del fuerte de la ciudad, ocupado por Beresford.
El 12 de Agosto de 1806, se produce la rendición de los ingleses, después de una lucha de mas de cuatro horas cruel y encarnizada.
Los soldados prisioneros entregadas sus armas fueron alojados en el Cabildo y los Jefes, oficiales y familiares en las casas de familias porteñas que ofrecieron sus viviendas.
En los días posteriores se dispuso el traslado de los prisioneros: el Gral. Beresford y su estado Mayor a la Guardia de Lujan, a los oficiales de menor graduación a Córdoba y al resto de la tropa a las provincias del norte.
Padre, todas las acciones que le he relatado, son para darle la prueba que he cumplido con el juramento hecho al Rey hereje, di todo lo que podría dar, y en determinadas circunstancias expuse mi vida, pero hoy, que estoy de rodillas ante su Reverencia, pido me releve de ese juramento y me permita, por mi vocación por las armas alistarme en el regimiento de Patricios, de formación criolla, que se me permita dar la vida por esta tierra hospitalaria y aguerrida, que ha de ir muy pronto, seguro, en busca de su libertad y quiero estar al vibrar el clarín, al frente en el campo de batalla.
-Indulgentian, absolutiómen et remissiónem peccatorum nostrórum, tríubuat nobis omnipotens et miséricors Dóminus.
Hijo ve en paz, El Señor te ha liberado de tu juramento.
Dios y los vientos te sean propicios.
Néstor Adolfo Rodríguez Morel

lunes, 19 de agosto de 2013

Instituto Universitario Aeronáutico

El 19 de agosto de 1971 se integró la Escuela de Ingeniería Aeronáutica, actual Instituto Universitario Aeronáutico (IUA), al Sistema Universitario Nacional por Decreto 3179/71 del Poder Ejecutivo Nacional.
El IUA, organismo dependiente de la Fuerza Aérea Argentina, fue creado con el nombre de Escuela de Ingeniería Aeronáutica el 13 de diciembre de 1947, integrándose al Sistema Universitario Nacional en el año 1971 (Decreto Nro. 3179/71).
Su denominación actual fue aprobada mediante Resolución Nro. 3/93 del Ministerio de Cultura y Educación, donde se lo categoriza como Instituto Universitario, y por la Ley 24.521 integra el conjunto de Instituciones Universitarias Nacionales.
La finalidad del IUA es impartir enseñanza universitaria, realizar investigación científica y tecnológica y acciones de extensión cultural y de transferencia tecnológica, a fin de contribuir al cumplimiento de la misión de la FAA, en un todo de acuerdo con los intereses aeroespaciales de la Nación.
La incorporación de la modalidad de Educación a Distancia en 1987, le confiere un nuevo perfil al acercar la universidad a los más recónditos lugares de la geografía argentina.
En 1996, pone en órbita el microsatélite µsat I "Víctor", fruto de largos años de investigación aeronáutica y espacial, con lo cual integra el privilegiado grupo de universidades en el mundo que ha obtenido este logro científico.
Es así como a partir del nivel de excelencia alcanzado a través de su historia, el Instituto logró constituirse en un pilar fundamental del pasado, presente y futuro de Córdoba y el país.
microsatélite µsat I - Víctor

domingo, 18 de agosto de 2013

Feliz Día del Niño

Estimados Socios, Vecinos y Familias de San Justo y La Matanza
El Club Social San Justo les desea un ¡FELIZ DÍA DEL NIÑO!
San justo, 18 de agosto de 2013.

Primo Hermanos

El Club Social San Justo continua con las publicaciones en el “Ciclo de Poesías, Narrativas y Cuentos breves 2013” que es un espacio para poetas y escritores que deseen publicar su arte a través de las letras en nuestra Web; las mismas serán seleccionadas y publicadas en esta pagina digital los días domingos. Aconsejamos para ver esta página Web usar el Navegador Mozilla.
Primo Hermanos
Buenos Ayres, año 1977.
Son las seis menos cuarto de la mañana. Saca de la mesa de luz su arma reglamentaria y la hace descansar, ya preparada, en la almohada. Va al baño y la navaja comienza a emprolijar la barba tras veinticuatro horas de permiso para crecer. El espejo le devuelve al flamante Guardiamarina su orgullo finalmente encontrado, el de ser oficial de la Marina de Guerra de La Argentina. Quizá, Dios quiera, podrá luchar en grandes combates navales contras las potencias europeas maestras en el arte de la piratería. Pero ahora, su enemigo, está entremezclado en la putrefacta sociedad de su propio país, y camuflado de ciudadano. Y piensa, al mismo tiempo, en esa chica con aires del interior del país que está siempre sentada en la misma mesa de su café favorito en los alrededores de la Plaza Francia.
Minutos después de las once de la mañana. Se tropieza al salir de la cama con una botella vacía de ron de la noche anterior que casi lo tumba. En el baño las lagañas son intimidadas con agua caliente. El espejo le devuelve al recién diplomado Profesor en Letras el placer interno de poder dedicarse a conversar sobre la poesía. Recuerda también, su sueño de poder convertirse en escritor, pero será para cuando no esté tan politizado y pueda gozar de mayor tiempo feliz. Piensa, una y otra vez, en esa chica con vestidos pueblerinos que se sienta en una mesita en particular de su café favorito de los alrededores de la Plaza Francia.
El marino ingresa al café y busca la mesa a la izquierda de donde sabe estará sentada en pronto instante aquella mujer que desea. Está resuelto a ejecutar su plan de conquistar a esa bella dama que presupone será estudiante de derecho o de historia argentina. Lamenta no poder lucirse en público con su elegante uniforme marcado a fuego con el luto del almirante Brown.
El profesor cruza la puerta de entrada del café y va decidido a la mesa libre más próxima donde sabe estará la mujer que ensueña, sentándose a la derecha de la silueta que imagina. Sabe que deberá moverse con delicadeza en su plan de seducción de esa bonita camarera, o tal vez, estudiante de teatro. Lamenta no poder lucir el cabello más largo ya que le han dicho que se le parecería mucho al retrato del Che.
La joven señorita aparece en escena y va lentamente, y por costumbre, a la mesa de todos los días. En cuanto sus caderas terminan de acomodarse en la silla, nota que está rodeada por dos pares de ojos de unos hombres que parecen mirarla con hambre de presa. Le produce miedo la vulnerabilidad del sexo y la confusión que circula por aquellos días. Agitada ya en su respiración, al notarla en sí, se incorpora de un salto y sale del lugar, sin mirar atrás.
El marino y el profesor no entienden qué sucede y no pueden esperar ni un día más, ni desperdiciar la decisión que los despertó esa mañana. Dejan pagos sus cafés con billetes de bondad con la propina para ganar sin tiempo la puerta de salida. En su afán, olvidan ambos los buenos modales e intentan traspasar la puerta simultáneamente entorpeciéndose y golpeándose los hombros mutuamente. El marino mira al profesor y juzga rápidamente por su aspecto que debe ser un zurdo de…; el profesor mira al marino y juzga rápidamente por su aspecto que debe ser un milico de… Terminan saliendo los dos, enfrentados y de costado, para poder cruzar la puerta, casi como si bailaran un tango. Y jodidos, los dos, ya en la calle, comprueban que la chica no está más a la vista. Maldicen para sus adentros mirándose a los ojos. Ninguno pide disculpas, ninguna putea abiertamente. Se van en direcciones opuestas convencidos que, por culpa de esa otra parte de la sociedad que detestan, ven hasta perdidas sus esperanzas de amor.
Tin Bojanic

jueves, 15 de agosto de 2013

Invitación al 163° Aniversario del paso a la Inmortalidad del Padre de la Patria el Gral. José de San Martín y Encendido de la llama Votiva

Estimados socios y vecinos, el Club Social San Justo hace extensiva la Invitación recibida del Intendente Municipal: “El Sr. Intendente Municipal del Partido de La Matanza, Fernando ESPINOZA, tiene el agrado de invitar a usted al Acto de conmemoración del “163° Aniversario del paso a la Inmortalidad del Padre de la Patria el Gral. José de San Martín y Encendido de la llama Votiva”. El mismo se llevará a cabo el día sábado 17 del corriente a las 10:30 horas, en la Plaza Gral. San Martín, (frente al Palacio Municipal) Almafuerte 3050 de la localidad de San Justo.
En un día tan caro al sentimiento Patrio, honremos  a nuestro  héroe, máximo orgullo de nuestra Nación. La Matanza, Agosto de 2013.-“

miércoles, 14 de agosto de 2013

Doña Gallito y Sus Vecinos

Invitación recibida: “Los invitamos en el día del niño a disfrutar de una Hermosa Tarde en La Tapera Teatro.
Reaño 6255. Entre Soberania Nacional y Lopez May, Gregorio de Laferrere
Estrenaremos "Doña Gallito y sus Vecinos"
Doña Gallito es una Famosisima cantante de ópera que da conciertos en las calles, veredas, plazas y sobre todo en su vecindario y a toda hora!
Y muchas sorpresas Más!
Actuación: Adrián Lopez, Horacio Dalgood, Eduardo Mauro, Cristina Almeida, Flor Gumilla, Mariana Gomez y Alejandra Escalada.
Dirección: Stella Maris Lanzilotta.
La cita es a las 16 hs...
Los esperamos!”.


martes, 13 de agosto de 2013

Julián Aguirre

El 13 de agosto de 1924 falleció en Buenos Aires el notable pianista y compositor de inspiración nativista Julián Aguirre, Estudió en el Conservatorio Real de Madrid con Emilio Arrieta, graduándose con el primer premio de piano, armonía y contrapunto. De regresó a Buenos Aires, ejerció la docencia en conservatorios privados y en el suyo propio, creado en 1916, la Escuela Argentina de Música, y más tarde la sección musical del Comité Nacional de Bellas Artes. Su condición y su preferencia por explorar la intimidad, lo indujo imperceptiblemente, al género de cámara. Iniciador del nacionalismo folklórico en la música de su país, fue el primer compositor argentino que buscó inspiración en la música vernácula, desprendiéndose de las formas técnicas impuestas por el verismo y el wagnerismo en boga, aunque sin librarse totalmente de la influencia romántica de España. Es autor de obras para canto y piano, Rosas orientales, El nido ausente, Tu imagen, Berceuse y Serenata campera; para violín y piano, Balada, Rapsodia argentina, Sonata y Nocturno; para piano, Aires criollos y Aires nacionales y la serie sinfónica De mi país. Nació en Buenos Aires el 28 de enero de 1868.

Elecciones Paso 2013

Nota de referencia histórica de las “Elecciones Paso” del 11 de agosto de 2013; El intendente del Partido de La Matanza Fernando Espinoza dijo que “En La Matanza, quinta provincia del país, el Frente para la Victoria ganó holgadamente”.


Quien resaltó: “Para los que dicen que el Frente para la Victoria perdió en los distritos más grandes del país, les recuerdo que en La Matanza, quinta provincia del país de acuerdo con su población, ganó holgadamente”.

Junto a Verónica Magario, candidata en la lista de diputados nacionales, señaló que el FPV consiguió 12 puntos más que la lista del Frente Renovador de Sergio Massa en la elección para diputados nacionales y por más de 15 puntos en la de concejales.

Además agregó: “Estamos convencidos que el único camino es el de trabajar sin desmayo para construir un país más justo. Nosotros vamos a seguir convocando a todos los sectores de la sociedad, escucharemos la voz de las urnas y actuaremos en consecuencia para lograr una Argentina unida y solidaria”.
Verónica Magario, enunció que “Estoy orgullosa del triunfo de Fernando Espinoza y de todos los matanceros en esto que ha sido una verdadera fiesta de la democracia. Tenemos que seguir trabajando porque todavía falta para que la justicia social llegue a todos. Pero nada ni nadie nos quitará lo que hemos construido hasta ahora con el esfuerzo de todos”.

lunes, 12 de agosto de 2013

Centro de Artes Visuales del Instituto Torcuato Di Tella

Hoy se cumplen 60 años de su inauguración, el 12 de agosto de 1963 en Buenos Aires el Centro de Artes Visuales del Instituto Torcuato Di Tella, dirigido por el crítico de arte Jorge A. Romero Brest, que dio particularmente oportunidad a los jóvenes de la “Nueva Figuración”, como Jorge de la Vega, Rómulo Macció, Ernesto Deira y Luis Felipe Noé y a la escultora Marta Minujín.


sábado, 10 de agosto de 2013

viernes, 9 de agosto de 2013

Abel Fleury

El 9 de agosto de 1958 falleció el notable guitarrista y compositor Abel Fleury, director del conjunto denominado "Escuadrón de guitarras" y autor de bellas composiciones pampeanas y de otro género, como "Milongueo pampeano" y "Chamarrita". Nació en Dolores en la provincia de Buenos Aires el 5 de abril de 1903.

miércoles, 7 de agosto de 2013

San Cayetano

7 de Agosto, se conmemora al Santo "San Cayetano".
Glorioso San Cayetano, aclamado por todos los pueblos padre de providencia porque socorres con grandes milagros a cuantos te invocan en sus necesidades: acudo a tu altar, suplicando que presentes al Señor los deseos que confiadamente deposito en tus manos.
Haz que estas gracias, que ahora te pido, me ayuden a buscar siempre el Reino de Dios y su Justicia, sabiendo que Dios que viste de hermosura las flores del campo y alimenta con largueza las aves del cielo me dará las demás cosas por añadidura.
Amén.

martes, 6 de agosto de 2013

Alberto Vacarezza

El 6 de agosto de 1959 fallece el sainetista y dramaturgo Alberto Vacarezza, autor de "El conventillo de la paloma", "Tu cuna fue un conventillo", "Juancito de la Ribera" y  "Lo que le pasó a Reynoso". Fue el más prolífico y popular de los sainetistas argentinos. Nació en Buenos Aires el 1º de abril de 1886.



lunes, 5 de agosto de 2013

Juan Carlos Paz

El músico de vanguardia Juan C. Paz, propulsor del dodecafonismo. Fundó, en 1929, el grupo "Renovación" y, luego, la "Agrupación Nueva Música". Por su obra recibió premios internacionales. Es autor de "Introducción a la música de nuestro tiempo" y "Arnold Schoemberg o el fin de la música tonal", entre otras obras.
Biografía de Juan Carlos Paz: Nació el 5 de agosto de 1901, en Buenos Aires, Argentina,. Se autodefinió como "compositor, crítico, ensayista y guía de composición", pero también se desempeñó como pianista, organizador y difusor de la música del siglo XX. En 1929 fue uno de los fundadores del Grupo Renovación (Buenos Aires), en 1934 introdujo la técnica dodecafónica en América Latina y en 1937 fundó los Conciertos de la Nueva Música, luego convertidos en Agrupación Nueva Música. Es autor de obras para piano, de cámara y de orquesta, entre las que se destacan Música 1946, “Dédalus” (1950), “Continuidad” (1960) y “Núcleos” (1964), y de varias partituras para filmes. Escribió tres libros de consulta obligatoria: Introducción a la música de nuestro tiempo, Arnold Schoenberg o el fin de la era tonal y La música en los Estados Unidos, así como numerosos artículos de crítica y divulgación, además de sus Memorias y de una frondosa correspondencia con colegas y amigos del exterior. Paz, quien falleció en Buenos Aires el 25 de agosto de 1972, encarna el espíritu más cuestionador y polémico de la música argentina.

viernes, 2 de agosto de 2013

Eduardo Gutiérrez

El 2 de agosto de 1889 falleció en Buenos Aires el folletinista Eduardo Gutiérrez, autor de "Juan Moreira" (novela llevada con gran éxito a la escena y con la que se inició la época del teatro gauchesco), "Santos Vega", "Hormiga negra" y "Croquis y siluetas militares". Lugones y Borges han rescatado el valor de sus escritos. Nació en Buenos Aires el 15 de julio de 1851.
“Como fiera perseguida
 piso una senda de abrojos,

sin sueño para mis ojos,

ni venda para mi herida;

sin descanso ni guarida,

ni esperanza, ni piedad,

y en fúnebre soledad

a mi dolor amarrado,

voy a la muerte arrastrado

por mi propia tempestad".
R. Gutiérrez
Lázaro
JUAN MOREIRA (1880)
“Juan Moreira es uno de esos seres que pisan el teatro de la vida con el destino de la celebridad; es de aquellos hombres que, cualquiera que sea la senda social por donde el destino encamine sus pisadas, vienen a la vida poderosamente tallados en bronce.
Moreira no ha sido el gaucho cobarde encenagado en el crimen, con el sentido moral completamente pervertido.
No ha sido el gaucho asesino que se complace en dar una puñalada y que goza de una manera inmensa viendo saltar la entraña ajena desgarrada por el puñal.
No; Moreira era como la generalidad de nuestros gauchos; dotado de un alma fuerte y un corazón generoso, pero que lanzado en las sendas nobles, por ejemplo, al frente de un regimiento de caballería, hubiera sido una gloria patria; y que empujado a la pendiente del crimen, no reconoció límites a sus instintos salvajes despertados por el odio y la saña con que se le persiguió.
Moreira sabía que peleando defendía su vida amenazada de muerte, y peleaba de una manera frenética, y haciendo lujo de un valor casi sobrehumano.
Moreira tenía los sentimientos tiernos e hidalgos que acompañan siempre al hombre realmente bravo.
Educado y bien dirigido, cultivadas con esmero su propensión guerrera y su astucia, inherente a la mayor parte de nuestros gauchos, ya lo hemos dicho, hubiera hecho una figura gloriosa.
Hasta la edad de treinta años fue un hombre trabajador y generalmente apreciado en el partido de Matanzas, donde habitó hasta aquella edad, cuidando unas ovejas y unos animales vacunos, que constituían su pequeña fortuna.
Domador consumado, se ocupaba en amansar aquellos potros que, por indomables, llevaban a su puesto con aquel objeto.
No concurría a las pulperías sino en los días de carreras en que iba a ellas montado sobre un magnífico caballo parejero, aperado con ese lujo del gaucho que reconcentra toda su vanidad en las prendas con que adorna su caballo en los días de paseo.
Nunca se le había visto beber con exceso, ni andando en aquellas fatales parrandas de los gauchos donde nacen las peleas que terminan generalmente enterrando un cadáver más en el cementerio y proporcionando una nueva alta a los cuerpos de caballería que guarnecen las fronteras, cuerpos de línea que guardan las leyendas más tristes de pobres gauchos enviados allí con el pretexto de ser vagos y no tener hogar conocido.
Pero dejemos aquellas fúnebres historias, de que algún día nos ocuparemos, y volvamos a Juan Moreira.
Si alguna vez se le vio desnudar su daga y guardarla en la cintura sucia de sangre, era cuando mezclado a la guardia nacional salía en persecución de alguna invasión de indios que hubiera venido a los partidos vecinos.
En esos días en que los buenos guardias nacionales abandonaban el lazo y la marca para seguir al comandante militar del partido, Moreira se presentaba montado en su mejor caballo, llevando de tiro a su soberbio parejero.
En el combate se lucía, en la persecución siempre salía adelante en alas de su caballo que parecía volar, y concluido el combate y derrotada la indiada, regresaba a su puesto sin pedir la menor recompensa, apreciando lo que acababa de hacer como el cumplimiento de una obligación ineludible.
En ese género de correrías se había conquistado el nombre de El Guapo, con que lo distinguían aun fuera de su pago, llegando sus compañeros hasta no considerar eficaz una persecución a los indios si en ella no había tomado parte el amigo Moreira.
Moreira vivía casado con una paisanita, hija de un honrado vecino de su mismo partido, y tenía de ella un hijito que constituía toda su aspiración y todo su haber en el mundo, fuera de su mujer, a quien quería con idolatría.
Jamás se alejaba a las persecuciones de indios, sin estrechar en sus brazos al pequeño Juan Moreira, a quien llamaba mi crédito, y últimamente lo llevaba consigo a todos sus paseos, ya a las cabezadas de su lujoso apero, ya a su lado, gauchamente montado sobre un peticito que domara expresamente para él y en cuyas prendas figuraban los más bellos trenzados de tiento de potro que salían de sus manos primorosas para este género de trabajos.
Moreira poseía una tropa de carretas, que era su capital más productivo y en la que traía a la estación del tren inmediata grandes acopios de frutos del país, que se le confiaban conociendo su honradez acrisolada.
Allá en sus pagos y años atrás, él había sido también una especie de trovador romancesco.
Dotado de una hermosa voz, solía templar su guitarra, llena de incrustaciones de nácar, en algún baile de amigos, y echar un par de tiernas y amorosas décimas, con ese sentimiento delicado de que está dotado nuestro gaucho payador, sentimiento que se ve rebosar en su cara inteligente y que da a su canto una modulación rara y quejumbrosa y que llega hasta el fondo del alma.
Cuando un gaucho canta un triste parece que vertiera él todo un compendio de desventuras.
Su rostro moreno se baña de una intensa palidez; su voz tiembla; brilla su pupila humedecida por una lágrima; los dedos con que oprime la cuerda sobre el diapasón parece que quisieran encarnar en ella todo lo que siente; la guitarra gime de un modo particular, y el que escucha se siente dominado por un éxtasis arrobador.
El gaucho trovador de nuestra pampa, el verdadero trovador, el Santos Vega, en fin, cantando una décima amorosa, es algo sublime, algo de otro mundo, que arrastra en su canto, completamente dominado, a nuestro espíritu.
¡Es una gran raza la raza de nuestros gauchos!
Todos ellos están dotados de un poderoso sentimiento artístico.
Tocan la guitarra por intuición, sin tener la más remota idea de lo que es la música, y cantan con la misma ternura que improvisan sus huellas, llegando, como Santos Vega, a construir esta sublimidad:
De terciopelo negro
tengo cortinas,
para enlutar mi cama
si tú me olvidas.
Y el sentimiento artístico estaba poderosamente desarrollado en Moreira.
Cuando preludiaba la guitarra, la asamblea enmudecía, y cuando de su poderosa garganta partía, como un quejido, una trova, las paisanas se sentían atraídas y los hombres se conmovían.
Hemos hablado una sola vez con Moreira, el año 74, y el timbre de su voz ha quedado grabado en nuestra memoria.
Cuando hablamos con él, entonces Moreira estaba tachado de bandido y su fama recorría los pueblos de nuestra campaña.
Y había sin embargo en el conjunto de su arrogante apostura tanta nobleza, tal sello de simpática bravura, que uno se hacía en su pensamiento esta fuerte conclusión: es imposible que este hombre sea un bandido.
No había en su semblante una sola línea innoble, su continente era marcial y esbelto, y hablaba con un acento profundo de ternura, bañando, por decirlo así, el semblante de su interlocutor con la intensa y suavísima mirada que brotaba de su pupila de terciopelo.
Era una cabeza estatuaria colocada en un tronco escultural.
Entonces Moreira tenía apenas treinta y cuatro años.
Era alto y regularmente grueso, vestía con lujo pintoresco el traje nacional, que llevaba con una desenvoltura y una arrogancia notable.
Su hermosa cabeza estaba adornada de una tupida cabellera negra, cuyos magníficos rizos caían divididos sobre sus hombros; usaba la barba entera, barba magnífica y sedosa que descendía hasta el pecho, sombreando graciosamente una boca algo gruesa donde se hallaba eternamente dibujada una sonrisa de suprema amargura.
Sus más hermosas facciones eran los ojos y la nariz: los primeros iluminaban su semblante atrayente, dándole una expresión inteligente y altiva; la segunda, ligeramente aguileña, contribuía a aquella expresión de simpática bravura que dominaba en aquel semblante.
Vestía entonces un chiripá de paño negro sujeto a la cintura por un tirador cubierto de monedas de plata, que le servía para oprimir su estómago algo saliente.
De este tirador pendían por la parte de adelante dos brillantes trabucos de bronce, y sujetaba sobre el vacío, al alcance de la mano derecha, una daga lujosamente engastada.
El aseo de su ropa, que se veía en su blanquísima camisa y en el prolijo cribo del calzoncillo, era notable.
Su traje estaba completado por una bota militar flamante, adornada con espuelas de plata, un saco de paño negro, un pañuelo de seda graciosamente enrollado al cuello, y un sombrero de anchas alas.
En su mano derecha, pendiente de la muñeca, se veía un látigo de plata, de los llamados brasileros; en el dedo meñique usaba un brillante de gran valor, y sobre su pecho, cayendo hasta uno de los bolsillitos del tirador, brillaba una gruesa cadena de oro que sujetaba un reloj remontoir.
Este era Juan Moreira, cuyos hechos han pasado a ser el tema de las canciones gauchas, y cuyas acciones nobles se cantan tristemente al melancólico acompañamiento de la guitarra.
¿Qué motivo poderoso, qué fuerza fatal fue la que empujó por la pendiente del crimen a un hombre nacido con todas las condiciones de un bello espíritu, y que hasta la edad de treinta años fue un ejemplo de moral y de virtudes?
Tomemos su vida diez años atrás y encontraremos la razón de la conducta que observó Moreira en el último tercio de su vida.
Hemos hecho un viaje expreso a recoger datos en los partidos que este gaucho habitó primero y aterrorizó después, sin encontrar en su vida una acción cobarde que arroje una sola sombra sobre lo atrayente de la relación que emprendemos.
Era una especie de judío errante que combatía eternamente, disputando a la justicia su cabeza, porque sabía que entregarse era morir irremediablemente y porque en su insolente orgullo había dicho y repetido que no existía una partida de policía suficientemente fuerte para prenderlo.
Tomemos, pues, como punto de partida aquella época de su vida, que llamaremos Los amores de Moreira.
La gran causa de la inmensa criminalidad en la campaña está en nuestras autoridades excepcionales.
El gaucho habitante de nuestra pampa tiene dos caminos forzosos para elegir: uno es el camino del crimen, por las razones que expondremos; otro es el camino de los cuerpos de línea, que le ofrecen su puesto de carne de cañón.
El gaucho, en el estado de criminal abandono en que vive, está privado de todos los derechos del ciudadano y del hombre; sobre su cabeza está eternamente levantado el sable del comandante militar y de la partida de plaza a quien no puede resistirse, porque entonces, para castigarlo, habrá siempre un cuerpo de línea.
Ve para sí cerrados todos los caminos del honor y del trabajo, porque lleva sobre su frente este terrible anatema: hijo del país.
En la estancia, como en el puesto, prefieren al suyo el trabajo del extranjero, porque el hacendado que tiene peones del país está expuesto a quedarse sin ellos cuando se moviliza la guardia nacional, o cuando son arriados como carneros a una campaña electoral.
El gaucho viene a ser un paria en su propia tierra, que no sirve para otra cosa que para votar en las elecciones con el juez de paz o el comandante, o para engrosar las filas de los regimientos de línea, a que tiene horror.
¡Y que tiene razón de sentir aquel horror a los cuerpos de línea!
El gaucho marcha a la frontera, enviado por vago (no encuentra trabajo), por falta de papeleta (no votó con el comandante, sino con su patrón), o simplemente porque su mujer es una paisanita hermosa y codiciada.
Va a la frontera con una barra de grillos en los pies, como si fuera un criminal miserable; allí sufre durante dos años de desnudez, el hambre y los horribles tratos de un cuerpo de línea, pudiéndose dar por feliz si al cabo de este tiempo puede obtener su cédula de baja.
El gaucho vuelve a su pago, creyendo olvidar sus sufrimientos en la tranquilidad de su rancho y al lado de su mujer y sus hijos, pero es precisamente allí, en su rancho, donde le espera la desventura, el dolor y la vergüenza.
Sus caballos y sus animalitos se los han repartido como botín de guerra los que han saqueado su rancho; su mujer, sitiada por hambre, vive con el mismo alcalde o teniente alcalde que lo envió a la frontera, engrillado, con este solo objeto, y sus hijitos, sus pobres hijitos, han sido regalados a diferentes familias a quienes servirán de criados sabe Dios hasta cuándo.
El dolor rebosa en su alma al contemplar este cuadro de desolación y dolor supremo, su corazón absorbe todo el veneno que tanta maldad ha derramado en él, y el gaucho se lanza al camino lleno de odio y ansioso de venganza.
Entonces es puesto fuera de la ley que para él no existió nunca, y condenado a pelear en el campo para defender su cabeza que codicia la partida de plaza, con la que pelea hasta morir, porque sabe que una vez rendido será inmediatamente muerto por haberse resistido a la autoridad, o por cualquier otro pretexto.
El alcalde teme que el gaucho venga una noche a cobrarle con su puñal la cuenta de sus desventuras, y quiere deshacerse de él a todo trance para librarse de aquella venganza, tardía a veces, pero segura siempre.
Aquel hombre tiene que vivir huyendo como un bandido; tiene que robar para llenar las necesidades de la vida; empieza por matar defendiendo su cabeza y concluye por matar por costumbre y por placer, porque la vida errante le ha hecho contraer el vicio de la bebida y los que acompañan a este o son engendradas por él.
He aquí por qué este hombre de hermosísimas prendas de carácter, dotado de una inteligencia natural y de un corazón de raro temple, se lanza a la senda del crimen, que recorre paso a paso, hasta sucumbir como Moreira, combatiendo contra una partida de gendarmes ayudados por la tropa, que ha ido directamente a matarlo, o caer entre las manos de la justicia, cuando el sueño y la fatiga lo han rendido, como Julián Andrade.
¿Tenemos nosotros derecho para condenar a este criminal con todo el peso de la ley?
Y sin embargo nuestros presidios están llenos de estos tipos que habían nacido para todo, menos para asesinos y bandidos, a quienes se aplica la última pena, que sufren con una serenidad hermosa y un valor inquebrantable.
He aquí la existencia de nuestro gaucho, narrada a grandes rasgos, pero con una exactitud innegable.
Volvamos ahora al protagonista del drama policial que nos ocupa, tomándolo años antes de su primera puñalada. ….”
Eduardo Gutiérrez (1851-1889).