CLUB SOCIAL SAN JUSTO
Fundado: 21 de Diciembre de 1919

Dirección: Av. Arturo Illia 2632 - San Justo - La Matanza - Buenos Aires.
Correo Electronico: clubsocialsanjusto@gmail.com
Actividad: SOCIAL - CULTURAL - DEPORTIVA - FOMENTO - PRO BIBLIOTECA

"Al Servicio de la Comunidad de San Justo y La Matanza"

domingo, 29 de mayo de 2016

Homilía del Papa Francisco



“Servir es el estilo mediante el cual se vive la misión de evangelizar”, el Papa en el Jubileo de los Diáconos
(RV).- “Para ser capaces del servicio, se necesita la salud del corazón: un corazón restaurado por Dios, que se sienta perdonado y no sea ni cerrado ni duro”, lo dijo el Papa Francisco en su homilía en la Celebración Eucarística en el Jubileo de los Diáconos. El evento jubilar que congregó a diáconos de todo el mundo bajo el lema: “El diácono, imagen de la misericordia para la promoción de la nueva evangelización”, concluyó con la Misa presidida por el Santo Padre.
«Servidor de Cristo» (Ga 1,10).
En su homilía, el Obispo de Roma recordó las expresiones con las cuales se define el apóstol Pablo cuando escribe a los Gálatas, a ellos se presenta como servidor y apóstol. “Ambos términos, apóstol y servidor, afirma el Papa, están unidos, no pueden separarse jamás; son como dos caras de una misma moneda: quien anuncia a Jesús está llamado a servir y el que sirve anuncia a Jesús”. En este sentido, el Pontífice explicó que el Señor ha sido el primero que nos ha mostrado el servicio, Él se hizo servidor para traernos la Buena Noticia. Por ello, “el discípulo de Jesús – afirma el Papa – no puede caminar por una vía diferente a la del Maestro, sino que, si quiere anunciar, debe imitarlo. Dicho de otro modo, si evangelizar es la misión asignada a cada cristiano en el bautismo, servir es el estilo mediante el cual se vive la misión, el único modo de ser discípulo de Jesús”.
Invitados a vivir la disponibilidad
Y el verdadero testigo de Cristo, señala el Sucesor de Pedro, es el que hace como Él, es decir, el que sirve sin cansarse de Cristo humilde, sin cansarse de la vida cristiana que es vida de servicio. Y para ser testigos de Cristo, como primer paso, estamos invitados a vivir la disponibilidad. “El siervo aprende cada día a renunciar a disponer todo para sí – subraya el Papa – y a disponer de sí como quiere. Si se ejercita cada mañana en dar la vida, en pensar que todos sus días no serán suyos, sino que serán para vivirlos como una entrega de sí”. En efecto, quien sirve no es un guardián celoso de su propio tiempo, sabe que el tiempo que vive no le pertenece, sino que es un don recibido de Dios para a su vez ofrecerlo. “El siervo – agrega el Pontífice – sabe  abrir las puertas de su tiempo y de sus espacios a los que están cerca y también a los que llaman fuera de horario, a costo de interrumpir algo que le gusta o el descanso que se merece”. Solo así, queridos diáconos, los alentó el Papa, viviendo en la disponibilidad, su servicio estarán exentos de cualquier tipo de provecho y serán evangélicamente fecundos.
La mansedumbre y humildad del servicio cristiano
Comentando el Evangelio que la liturgia presenta este IX Domingo del Tiempo Ordinario, el Vicario de Cristo señaló que de él podemos sacar enseñanzas preciosas sobre el servicio. Sobre todo de la actitud del Centurión. “Le asombra la gran humildad del centurión, afirma el Papa, su mansedumbre… Se comporta, quizás sin saberlo, según el estilo de Dios, que es «manso y humilde de corazón» (Mt 11, 29)”. En efecto, agrega el Pontífice, Dios, que es amor, llega incluso a servirnos por amor: con nosotros es paciente, comprensivo, siempre solícito y bien dispuesto, sufre por nuestros errores y busca el modo para ayudarnos y hacernos mejores. “Estos son también los rasgos de mansedumbre y humildad del servicio cristiano, que es imitar a Dios en el servicio a los demás: acogerlos con amor paciente, comprenderlos sin cansarnos, hacerlos sentir acogidos, a casa, en la comunidad eclesial, donde no es más grande quien manda, sino el que sirve”.
Jesús, «no nos llama más siervos, sino amigos»
Antes de concluir su homilía, el Papa Francisco recordó que además del apóstol Pablo y el centurión, en las lecturas de hoy hay un tercer siervo, aquel que es curado por Jesús. “De alguna manera, podemos reconocernos también nosotros en ese siervo. Cada uno de nosotros es muy querido por Dios, amado y elegido por él, y está llamado a servir, pero tiene sobre todo necesidad de ser sanado interiormente. Para ser capaces del servicio, se necesita la salud del corazón: un corazón restaurado por Dios, que se sienta perdonado y no sea ni cerrado ni duro”. Por ello, afirma el Papa, “nos hará bien rezar con confianza cada día por esto, pedir que seamos sanados por Jesús. Pidan cada día esta gracia en la oración, en una oración donde se presenten las fatigas, los imprevistos, los cansancios y las esperanzas: una oración verdadera, que lleve la vida al Señor y el Señor a la vida”. Sólo así encontraran la presencia de Jesús, que se entrega, para que ustedes se den a los demás, los alentó el Papa, sólo así, podrán ser disponibles en la vida, mansos de corazón y en constante diálogo con Jesús, sólo así, no tendrán temor de ser servidores de Cristo, de encontrar y acariciar la carne del Señor en los pobres de hoy.
Texto completo de la homilía del Papa Francisco
«Servidor de Cristo» (Ga 1,10). Hemos escuchado esta expresión, con la que el apóstol Pablo se define cuando escribe a los Gálatas. Al comienzo de la carta, se había presentado como «apóstol» por voluntad del Señor Jesús (cf. Ga 1,1). Ambos términos, apóstol y servidor, están unidos, no pueden separarse jamás; son como dos caras de una misma moneda: quien anuncia a Jesús está llamado a servir y el que sirve anuncia a Jesús.
El Señor ha sido el primero que nos lo ha mostrado: él, la Palabra del Padre; él, que nos ha traído la buena noticia (Is 61,1); él, que es en sí mismo la buena noticia (cf. Lc 4,18), se ha hecho nuestro siervo (Flp 2,7), «no ha venido para ser servido, sino para servir» (Mc 10,45). «Se ha hecho diácono de todos», escribía un Padre de la Iglesia (San Policarpo, Ad Phil. V,2). Como ha hecho él, del mismo modo están llamados a actuar sus anunciadores. El discípulo de Jesús no puede caminar por una vía diferente a la del Maestro, sino que, si quiere anunciar, debe imitarlo, como hizo Pablo: aspirar a ser un servidor. Dicho de otro modo, si evangelizar es la misión asignada a cada cristiano en el bautismo, servir es el estilo mediante el cual se vive la misión, el único modo de ser discípulo de Jesús. Su testigo es el que hace como él: el que sirve a los hermanos y a las hermanas, sin cansarse de Cristo humilde, sin cansarse de la vida cristiana que es vida de servicio.
¿Por dónde se empieza para ser «siervos buenos y fieles» (cf. Mt 25,21)? Como primer paso, estamos invitados a vivir la disponibilidad. El siervo aprende cada día a renunciar a disponer todo para sí y a disponer de sí como quiere. Si se ejercita cada mañana en dar la vida, en pensar que todos sus días no serán suyos, sino que serán para vivirlos como una entrega de sí. En efecto, quien sirve no es un guardián celoso de su propio tiempo, sino más bien renuncia a ser el dueño de la propia jornada. Sabe que el tiempo que vive no le pertenece, sino que es un don recibido de Dios para a su vez ofrecerlo: sólo así dará verdaderamente fruto. El que sirve no es esclavo de la agenda que establece, sino que, dócil de corazón, está disponible a lo no programado: solícito para el hermano y abierto a lo imprevisto, que nunca falta y a menudo es la sorpresa cotidiana de Dios. El servidor está abierto a las sorpresas, a las sorpresas cotidianas de Dios. El siervo sabe abrir las puertas de su tiempo y de sus espacios a los que están cerca y también a los que llaman fuera de horario, a costo de interrumpir algo que le gusta o el descanso que se merece. El servidor descuida los horarios. A mí me hace mal el corazón cuando veo un horario – en las parroquias – de tal hora a tal hora. ¿Después? No hay una puerta abierta, no está el sacerdote, no está el diácono, no hay un laico que reciba a la gente… esto hace mal. Descuidar los horarios: tienen esta valentía, de descuidar los horarios. Así, queridos diáconos, viviendo en la disponibilidad, vuestro servicio estará exento de cualquier tipo de provecho y será evangélicamente fecundo.
También el Evangelio de hoy nos habla de servicio, mostrándonos dos siervos, de los que podemos sacar enseñanzas preciosas: el siervo del centurión, que regresa curado por Jesús, y el centurión mismo, al servicio del emperador. Las palabras que este manda decir a Jesús, para que no venga hasta su casa, son sorprendentes y, a menudo, son el contrario de nuestras oraciones: «Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo» (Lc 7,6); «por eso tampoco me creí digno de venir personalmente» (v.7); «porque yo también vivo en condición de subordinado» (v. 8). Ante estas palabras, Jesús se queda admirado. Le asombra la gran humildad del centurión, su mansedumbre. Y la mansedumbre es una de las virtudes de los diáconos, ¿eh? Cuando el diácono es manso, es servidor y no juega a imitar a los sacerdotes, no, no… es manso. Él, ante el problema que lo afligía, habría podido agitarse y pretender ser atendido imponiendo su autoridad; habría podido convencer con insistencia, hasta forzar a Jesús a ir a su casa. En cambio se hace pequeño, discreto, no alza la voz y no quiere molestar. Se comporta, quizás sin saberlo, según el estilo de Dios, que es «manso y humilde de corazón» (Mt 11, 29). En efecto, Dios, que es amor, llega incluso a servirnos por amor: con nosotros es paciente, comprensivo, siempre solícito y bien dispuesto, sufre por nuestros errores y busca el modo para ayudarnos y hacernos mejores. Estos son también los rasgos de mansedumbre y humildad del servicio cristiano, que es imitar a Dios en el servicio a los demás: acogerlos con amor paciente, comprenderlos sin cansarnos, hacerlos sentir acogidos, a casa, en la comunidad eclesial, donde no es más grande quien manda, sino el que sirve (cf. Lc 22,26). Y jamás gritar: ¡jamás! Así, queridos diáconos, en la mansedumbre, madurará vuestra vocación de ministros de la caridad.
Además del apóstol Pablo y el centurión, en las lecturas de hoy hay un tercer siervo, aquel que es curado por Jesús. En el relato se dice que era muy querido por su dueño y que estaba enfermo, pero no se sabe cuál era su grave enfermedad (v.2). De alguna manera, podemos reconocernos también nosotros en ese siervo. Cada uno de nosotros es muy querido por Dios, amado y elegido por él, y está llamado a servir, pero tiene sobre todo necesidad de ser sanado interiormente. Para ser capaces del servicio, se necesita la salud del corazón: un corazón restaurado por Dios, que se sienta perdonado y no sea ni cerrado ni duro. Nos hará bien rezar con confianza cada día por esto, pedir que seamos sanados por Jesús, asemejarnos a él, que «no nos llama más siervos, sino amigos» (cf. Jn 15,15). Queridos diáconos, podéis pedir cada día esta gracia en la oración, en una oración donde se presenten las fatigas, los imprevistos, los cansancios y las esperanzas: una oración verdadera, que lleve la vida al Señor y el Señor a la vida. Y cuando sirváis en la celebración eucarística, allí encontraréis la presencia de Jesús, que se os entrega, para que vosotros os deis a los demás.
Así, disponibles en la vida, mansos de corazón y en constante diálogo con Jesús, no tendréis temor de ser servidores de Cristo, de encontrar y acariciar la carne del Señor en los pobres de hoy.
Fuente: Radio Vaticana (2016-05-29) http://www.news.va/es/news/servir-es-el-estilo-mediante-el-cual-se-vive-la-mi

sábado, 28 de mayo de 2016

Barco perdido en el Triangulo de las Bermudas

Reaparece barco perdido hace 90 años en el triangulo de las Bermudas
Esta nave se supone que es el SS Cotopaxi, un barco, que desapareció en Diciembre 1925, el evento se conectó rápidamente a la leyenda del Triángulo de las Bermudas.
El SS Cotopaxi se había hecho famoso tras ser insertada en una de las escenas, en la película famosa Encuentros cercanos del tercer tipo, donde el director Steven Spielberg, hizo el descubrimiento en el desierto de Gobi.
Las autoridades cubanas han identificado el barco por primera vez 16 de mayo 2015 mientras navegaba fuera de control en una zona militar prohibida a la navegación, al oeste de La Habana.
Después de numerosos intentos fallidos de comunicarse con la tripulación se han movilizado tres lanchas patrulleras para interceptar el buque misterioso.
Cuando los patrulleros han logrado llegar a la zona del avistamiento, las tripulaciones se sorprendieron especialmente al ver que el barco era en realidad un viejo barco que data de hace 100 años, registrado como Cotopaxi, un nombre famoso asociado a siempre con la leyenda del Triángulo de las Bermudas.
A bordo de la nave no había ningún tripulante y el interior parecía como si hubiera sido abandonado durante décadas, lo que sugiere que esto podría ser el vagabundo de carga que murió en 1925.
Una amplia investigación llevada a cabo en la nave llevó al descubrimiento del diario el capitán que en el momento servía para la Compañía de Navegación Clinchfield, propietario de la SS Cotopaxi.
El libro de registro no ha dado pistas sobre lo que realmente pasó con el barco en los últimos 90 años. El experto cubano, Rodolfo Cruz Salvador, considera que el cuaderno de bitácora del capitán es auténtico.
Este documento contiene información valiosa sobre la vida cotidiana de la tripulación, detalles interesantes registrados hasta la fecha de la desaparición de la nave que se llevaría a cabo el 1 de diciembre de 1925.
El 29 de noviembre 1925, la SS Cotopaxi había salido del puerto de Charleston, Carolina del Sur para ir a La Habana, Cuba. A bordo iba una tripulación de 32 marineros al mando el capitán WJ Meyer, responsable de transportar un cargamento de 2.340 toneladas de carbón.
Dos días después, la nave fue dada por desaparecida y no fue visto por los próximos 90 años. El vicepresidente del Consejo de Ministros, el general Abelardo Colomé, anunció que las autoridades cubanas aceleren las investigaciones para desentrañar el misterio que rodea la desaparición y reaparición de la nave misteriosa.
El Triángulo de las Bermudas es un área difícil de definir que cubre el área entre Miami, Puerto Rico y las Bermudas, donde decenas de barcos y aviones han desaparecido en extrañas circunstancias. La cultura popular ha atribuido las muchas desapariciones en los fenómenos sobrenaturales, e incluso las actividades de naves extraterrestres.
Una explicación podría ser proporcionada por las consecuencias causadas por una tecnología desconocida y avanzada heredado de la ciudad perdida de la Atlántida? A pesar de la popularidad de estas teorías extrañas, mayoría de los científicos no reconocen la existencia del Triángulo de las Bermudas, y señalan con el dedo a un error humano y los fenómenos naturales de las desapariciones de barcos.
La reaparición de la misteriosa SS Cotopaxi, ha generado en la comunidad científica y Pourriat llevar a algunos expertos a revisar sus posiciones sobre este tema.

viernes, 27 de mayo de 2016

Diócesis de San Justo

La diócesis de San Justo formuló propuestas para ser una Iglesia más misionera
San Justo (Buenos Aires) (AICA): El obispo de San Justo, monseñor Eduardo García, el presbiterio y miembros de las comunidades parroquiales de la diócesis participaron el miércoles 25 de mayo, en las instalaciones del Colegio Parroquial de San Justo, de una nueva Asamblea del Pueblo de Dios. El prelado instó a los participantes a asumir el desafío de ser una Iglesia en salida, es decir tener la mirada atenta a qué es lo que pasa, qué es lo que se necesita y aceptar los dinamismos de la vida y acompañarlos. Al finalizar los trabajos, se dieron a conocer algunas propuestas de integración social, cercanía con la comunidad y vinculación diocesana.
El obispo de San Justo, monseñor Eduardo García, el presbiterio y miembros de las comunidades parroquiales de la diócesis participaron el miércoles 25 de mayo, en las instalaciones del Colegio Parroquial de San Justo, de una nueva Asamblea del Pueblo de Dios.
La recepción musical estuvo a cargo de jóvenes de la parroquia Nuestra Señora de Itatí. Luego, comenzó el encuentro con la entonación del Himno Nacional Argentino, una oración especial, y las palabras del prelado matancero.
Monseñor García destacó la diversidad de los participantes, tanto en edad como en modos en que han entrado en el “camino de la Iglesia”, y valoró que cada uno, con su historia, hoy puede unirse en un “mismo llamado”.
“Hoy la Iglesia nos invita a vivir ese llamado y esta pertenencia de un modo particular: a través de la mirada sobre la realidad, sobre la vida, sobre lo que la gente, nuestro pueblo, vive”, subrayó.
El obispo recordó también el camino que viene transitando la Iglesia a partir del Documento de Aparecida, haciendo hincapié en reconocer la necesidad de volver a las raíces, de ser “discípulos y misioneros”, y poniendo a la Iglesia en “estado de misión”.
Asimismo, señaló que “el discípulo verdadero es misionero porque con su vida está mostrando aquello que cree, con su manera de obrar, de pensar, de ser, de decir, de amar; misionero es aquel que por ese modo de vivir contagia y entusiasma con su propia vida”.
Indicó que esta idea comenzó a ser un llamado para toda la Iglesia: la dulce y confortadora alegría de evangelizar, y destacó la importancia de una conversión pastoral, que implica repensar toda la “vida eclesial” desde la “misión eclesial”, para que el mensaje llegue más y a todos.
Por último, monseñor García resaltó el desafío de una Iglesia en salida: tener la mirada atenta a qué es lo que pasa, qué es lo que se necesita y aceptar los dinamismos de la vida y acompañarlos.
Tras la iluminación del obispo, se comenzó a trabajar en líneas de acción orientadas a plantear cómo hacer para que el camino pastoral sea más misionero. Esto se lleva adelante en bloques definidos de: Educación, Familia, Niños, Jóvenes, Solidaridad y Catequesis. Al finalizar los trabajos, se puso en común las conclusiones, destacándose propuestas de integración social, cercanía con la comunidad y vinculación diocesana.
Además, se compartió un mensaje del presbiterio de San Justo, que se encuentra celebrando la Semana Pastoral, en el que reconocen las alegrías y motivaciones de sentirse discípulos misioneros con esta porción del pueblo matancero, la fidelidad y entrega del laicado, los flagelos de las comunidades, y las fragilidades propias de los pastores.
La Asamblea diocesana culminó con una misa en la catedral Santos Justo y Pastor, donde monseñor García hizo el envío misionero a las nuevas autoridades de las comisiones diocesanas.+
Fuente: Agencia Informativa Católica Argentina - Viernes 27 de Mayo de 2016.
http://www.aica.org/23377-la-diocesis-de-san-justo-formulo-propuestas-para-ser-una.html

Isaiah Berlin

El gurú del liberalismo
Isaiah Berlin. La publicación de sus artículos entre 1950 y 1952 lo exhiben como el gran pensador del siglo XX de los valores, la historia y la libertad en relación con el orden.
Por Luis Alberto Romero
Observador. Fue un defensor del pluralismo ético y cultural y de las pasiones humanas.
Sir Isaiah Berlin (1909-1997) es una personalidad intelectual tan eminente como difícil de clasificar. Enseñó teoría política en Oxford, se dedicó a la historia de las ideas, a la filosofía y a muchas otras cosas, con un pie en el campo académico riguroso y otro en el debate intelectual, donde sobresalió como polemista agudo, incitante e irritante.
La parte más creativa de la vida de este judío de origen letón transcurrió en la Gran Bretaña de la posguerra y la Guerra Fría, donde participó militantemente en la polémica entre el totalitarismo, en sus distintas formas, y la tradición liberal, que él contribuyó a revivir. Si hubiera vivido en Francia, habría sido un “intelectual comprometido”.
Las ideas políticas en la era romántica reúne sus primeros trabajos, escritos entre 1950 y 1952, referidos a los grandes problemas que desarrolló en Cuatro ensayos sobre la libertad y Las raíces históricas del romanticismo . Su núcleo son las ideas de la Ilustración y del romanticismo y su larga historia de conflicto y diálogo desde mediados del siglo XVIII hasta fines del XIX. En su opinión, ellas han definido el marco de problemas y conceptos de la política del siglo XX, como libertad, igualdad, democracia, representación, Estado, nación o autoridad.
Parte de la Ilustración, un conjunto tan compacto como complejo, con tensiones y debates entre sus versiones francesas, más racionalistas, y las liberales, como la de Kant. Todas juntas conformaron una concepción del mundo y un sentido común, pero, apenas impuesto, fue revolucionado por la irrupción del romanticismo, que aportó una imagen más compleja del individuo, sujeto de pasiones y de voliciones y volcado a la acción creadora. En estos textos tempranos, Berlin clarifica laboriosamente su pensamiento, rondando y desmenuzando a cada pensador, para concluir finalmente una imagen muy personal de cada uno, que académicos posteriores más rigurosos, como John Pocock y Quentin Skinner, han considerado excesivamente imaginativa. Así ocurre con J. J. Rousseau. Luego de explorar sus diversas y contradictorias vetas, que van del radical racionalismo individualista al subjetivismo comunitarista, Berlin lo declara indefinible e indefendible. Análisis igualmente profundos dedica a G. Vico, I. Kant, J. Herder, G. F. Hegel y F. Schiller, iniciando la recorrida por el pensamiento alemán del siglo XIX que completará en Las raíces del romanticismo.
Sus tres preocupaciones centrales se refieren a los valores, la historia y la libertad en relación con el orden. La cuestión de la objetividad y la subjetividad de los valores aparece recurrentemente. Luego de examinar las teorías clásicas, que por diferentes caminos afirman su existencia objetiva y limitan la tarea humana a su descubrimiento, se topa, maravillado, con la idea romántica del hombre creador de valores y capaz de sostenerlos con pasión.
Por ese camino Berlin llega a la historia y al historicismo. En Vico y Herder, y en su larga saga de románticos, confirma la idea de la capacidad del hombre para crear e idear, la singularidad irreductible de esas creaciones, la necesidad de comprenderlas en su contexto y la limitación de las clasificaciones académicas, los “lechos de Procusto” donde muere la vida histórica.
El punto crítico del pensamiento liberal ha sido tradicionalmente la articulación de la irrenunciable libertad individual y la necesidad de sacrificios parciales para construir el orden social. Berlin se identifica con las soluciones de Hobbes, Locke o Hume, fundadas en algún tipo de transacción práctica, pero subraya la originalidad de la síntesis de Rousseau. Este hace confluir la libertad individual y el orden político en el concepto de “voluntad general”, amplio y vigoroso, que ha fundamentado las ideas políticas del siglo XX, algunas veces para bien y muchas otras para mal.
Al reconstruir el pensamiento de los siglos XVIII y XIX Berlin asume el imperativo relativista de los historiadores, que exigen estudiarlo en su contexto epocal, pero lo combina con la exigencia del ciudadano que busca en el pasado respuestas a las acuciantes preguntas del presente. En esta tensión –insoluble en sus términos extremos– viven los historiadores que a la vez son ciudadanos. Cada uno encuentra un compromiso o un atajo. El de Berlin consiste en mostrar cuánto de vivo hay en esta corriente de ideas que, con sus discusiones, sus acuerdos y sus mezclas, constituye el sustrato vivo y activo del siglo XX: un subsuelo que es casi un humus.
De todos modos, la contradicción no lo desvela. Berlin no fue un historiador en el sentido escolástico actual, ni un constructor de sistemas filosóficos. Fue un pensador desafiante, un inconformista, casi un provocador, que convivió en Inglaterra dialogando con otros notables exiliados, como E. Hobsbawm, K. Popper o I. Deutscher.
De ese debate surgió el aporte de Berlin a un liberalismo renovado y competitivo, atento a las demandas del siglo XX. Lo caracterizan su defensa del pluralismo ético y cultural –que deriva del subjetivismo ético romántico– y su interés por las pasiones humanas, frente a las cuales expuso el freno de un elegante escepticismo, desconfiado de cualquier utopía. Por todo eso fue una suerte de gurú del liberalismo del siglo XX y, sobre todo, un brillante pensador.
Fuente: Revista de Cultura Ñ (26-05-2016).
http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/Isaiah-Berlin-guru-liberalismo_0_1580841915.html