CLUB SOCIAL SAN JUSTO
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"Al Servicio de la Comunidad de San Justo y La Matanza"

jueves, 19 de diciembre de 2013

Saludos festivos de S.E.R. Obispo de San Justo



Estimados Socios y Vecinos de San Justo y La Matanza.
Atento a la correspondencia recibida por nuestra institución vía correo electrónico, que dice textual:
“Agradezco sus saludos y envío adjunto Carta Pastoral y Saludos de Navidad y Año Nuevo 2014
Bendiciones en el Niño Dios
+Baldomero Carlos Martini
Obispo de San Justo
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CARTA PASTORAL DE ADVIENTO Y NAVIDAD 2013
"A todos los  amados de Dios, llamados a ser santos" (cf. Rom 1,7)
Queridos Hermanos: les deseo un  Santo Adviento y que Navidad  sea una fiesta de paz  en lo intimo de cada corazón,  de  toda familia y  de  la Patria, hoy tan herida.
1. Adviento,preparación para la Navidad
 En el Adviento nos preparamos para la Navidad, para el novedoso acontecimiento del nacimiento de Dios en nuestra historia, fundamento de nuestra Esperanza. Lo hacemos celebrando y ...
a) ... recordando el pasado: El Hijo Dios se hace hombre, se hace uno de nosotros para salvarnos, para que tengamos vida plena. Es la primera venida o llegada de Jesús en la humildad y debilidad de nuestra carne, se mete en todo lo humano y para que todo lo nuestro renazca en su corazón.
b) ... preparando el futuro: Es decir estando atentos, vigilantes y actuantes para la venida del Hijo de Dios en el esplendor de su gloria, cuando llegará para "juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin"(Credo). Es la segunda o última venida de Cristo. Gritamos: ¡Ven Señor Jesús,Ven!
c) ... viviendo el presente: "El Señor viene ahora a nuestro encuentro, en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y para que demos testimonio por el amor (Prefacio de Adviento II). Es la "venida intermedia" que "es como un camino que conduce de la primera a la última" (S. Bernardo). Viviendo esta venida  dejamos madurar  la cultura del Encuentro y de la Paz.
2. Navidad, intercambio divino
En la Navidad se produce un admirable intercambio: Dios se hace hombre para que el hombre se divinice, llegue a "participar de la naturaleza divina" (1Pe 1,4), se convierta en hijo de Dios (cf. 1Jn 1,12), haciéndonos "hijos adoptivos" Suyos (cf. Gal 4,5). Por lo tanto, la espiritualidad de la Navidad es la espiritualidad de la adopción como hijos de Dios. En Navidad nace nuestro hermano mayor Jesús. No somos huérfanos de Padre. Somos familia del Dios que es Amor y Comunión, Misericordia y ternura.
El Dios que se hace hombre en Navidad viene a revelarnos, a darnos a conocer, ...
a) ... que el Eterno es Amor y que podemos tener una experiencia personal y directa del amor de Dios, porque justamente se hace visible y accesible a partir de la encarnación.
b) ... que tenemos la certeza de ser amados, desde siempre y para siempre, por un Padre amante de los hombre, a través de la mediación de muchas personas.
c) ... que tenemos la capacidad y libertad de amar, porque Dios nos ha amado y nos sigue amando hasta el punto de hacernos capaces de amar como El.
3. Todos llamados, porque somos todos amados. Hacia una cultura vocacional
La espiritualidad del Adviento y la Navidad nos introduce en esta gran verdad: Yo también soy llamado (y no primero ni principalmente desde un celular sino por Alguien –con mayúscula– que me ama eterna, infinita e incondicionalmente). Es más, soy llamado porque soy amado; sólo el llamado es amado; el ser llamado incluye el ser amado, (incluso gramaticalmente la palabra amado está dentro de la palabra llamado, y la palabra amar dentro de llamar).
En cierto modo vivimos en una cultura anti vocacional, donde casi nadie se siente llamado por nadie. Esto da ilusión de autonomía y libertad, porque nadie me molesta. Pero hace caer en la desesperación y la frustración. Porque si ninguno me llama no cuento nada para nadie, no soy valioso para nadie; si nadie me llama, nadie me ama.
Tenemos que dar forma a una cultura vocacional en la cual todos nos sintamos llamados por Cristo, para realizar el plan o proyecto de Dios en la vida, por la acción del Espíritu Santo. No estamos en este mundo  en vano, sino para cumplir una misión.
Hay llamadas que son comunes para todos: llamados a la vida, a la fe, a la santidad, a la misión. Otras son más específicas: como las llamadas al sacerdocio y la vida consagrada. Y hay otras llamadas que, junto a las anteriores, hoy se van volviendo más urgentes: llamadas a ser esposos y padres, al compromiso político-social, al servicio educativo en serio... ¡Qué pocos se sienten llamados por Dios en estos ámbitos y viven con plena responsabilidad estas llamadas!
4. Año 2014 “en clave vocacional”. Lo “ recibido” tiende a ser “donado”
Ya hemos vivido de octubre de 2004 a 2005 un Año vocacional diocesano. Ahora queremos dar un paso más. A partir del 13 de diciembre en adelante, quiero convocarlos a un Año en clave vocacional, en el que todos podamos descubrir, meditar, vivir y celebrar la propia vocación y misión; año en el cual todo lo que realicemos sea mirado y entendido desde la clave de la vocación, sea leído y "abierto" su significado con esta llave (clavis en latín quiere decir justamente llave). Porque la vocación –mi vocación a una misión– es el eje sobre el que gira toda mi vida y le da sentido.
Esto lo podemos entender desde el mismo sentido vocacional de la vida que Dios nos ha regalado: La vida es un bien recibido, que tiende –por su propia naturaleza, por su fuerza interna– a ser en un bien donado. Mi vida me fue donada-regalada y está llamada a convertirse en un don-un regalo para los demás.
a) Esto implica, por una parte, la presencia de una Voluntad buena e inteligente que me ha preferido a la no existencia, que me amó antes de que yo existiera, desde siempre y por siempre, y esto me dispone a ver la vida y mi vida fuera del caos y la casualidad y dentro de un diseño amoroso e inteligente.
b) Pero, por otra parte, si he recibido el valioso y maravilloso bien que es la vida –y todo lo que se me ha dado en ella-, debo a su vez dar este bien, donarlo, es natural hacerlo, sería extraño que no lo hiciera. Y esto en la convicción de que por mucho que llegara a donarme –a los otros, a la vida, a Dios mismo– nunca emparejaré la cuenta con todo lo que he recibido. Por lo cual, si no escucho y elijo el "normal" llamado a donar mi vida –porque no es mía y me ha sido regalada–, estoy eligiendo mi propia infelicidad.
5. Los modelos vocacionales de Adviento y Navidad
Las figuras de las vocaciones del Profeta Isaías, San Juan Bautista y la Virgen María, nos sirvan de modelo e intercesión amorosa en estos tiempos fuertes para vivir hasta el fondo y en obediencia al Señor nuestra vocación.
Cada uno de nosotros está llamado a vivir de esa manera su estado de vida y sus trabajos u ocupaciones. Y si siente que su existencia cotidiana no tiene sentido, tendrá que ponerse a escuchar a Dios para reconocer su llamado y descubrir su verdadera misión en esta tierra. A veces no se trata de cambiar de tareas o lugares, sino de vivir en docilidad al Señor y totalmente dedicados a lo que se está haciendo –en la lógica del amor recibido que a su vez normalmente se da– como una respuesta al llamado del Señor. Nos dice el Papa Francisco en su reciente Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium que "estamos llamados a ser personas-cántaros para dar de beber a los demás. A veces el cántaro se convierte en una pesada cruz, pero fue precisamente en la cruz donde, traspasado, el Señor se nos entregó como fuente de agua viva. ¡No nos dejemos robar la esperanza!" (n. 86).
Junto al Pesebre, al Altar y  a los pobres, vivamos la Navidad de la Paz y del Encuentro y sea el reencuentro de los argentinos y que el Niño Dios nos ilumine  en esta hora que vivimos.
¡Jesucristo Señor de la Historia te necesitamos, queremos ser nación y vivir como hermanos!
¡DIOS ES AMOR!
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+Baldomero Carlos Martini
Obispo de San Justo
Con mi Bendición Pastoral en el Niño Dios , nuestra Paz.”