Biografía de Lucio Meléndez:
Nació en La Rioja
en 1844. Murió en Adrogué en la provincia de Buenos Aires, el 7 de diciembre de
1901. Meléndez fue el primer docente de psiquiatría de Buenos Aires y un
esclarecido científico. Era hijo de un emigrado chileno, José Reyes Meléndez, y
había nacido en La Rioja
en 1844. Desde pequeño, evidenció un gran interés por la medicina y el estudio
de la naturaleza, y era habitual verlo diseccionando aves silvestres, para
estudiar la anatomía animal. Por esta temprana vocación, fue enviado a hacer
sus primeros estudios en Córdoba, y luego a Buenos Aires, para realizar los
estudios médicos en la
Universidad de Buenos Aires. Pronto, la guerra con el
Paraguay lo distrajo de sus estudios. Participó en la contienda como flebotomista
y médico general, y luego tuvo que participar en los servicios de asistencia
pública obligados por las epidemias de cólera y fiebre amarilla de 1869 y 1871.
Cuando la guerra culminó, regresó a sus estudios, y se graduó en 1872, con una
tesis sobre Aneurismas externos. De inmediato, Meléndez comenzó su carrera
docente, en las Cátedras de Dermatología y Nosografía Quirúrgica, y sus
prácticas de medicina psiquiátrica, como director del Asilo de San
Buenaventura, a partir de 1876. Fue en esta institución donde Meléndez logró
sus grandes conocimientos de psiquiatría, especialmente a partir de la práctica
forense. Volcó esta experiencia en las aulas, reconociéndose no como un
profesor teórico, sino como un maestro pragmático. Muchas de sus clases, por
ejemplo, se realizaban en el Asilo, y Meléndez explicaba las patologías
mentales a sus alumnos al pie de la cama de algún enfermo. Al frente del Asilo,
que para fines de siglo se denominó Hospital de las Mercedes, primero, y luego,
Hospital Nacional de Hombres, Meléndez organizó los pabellones de locos
delincuentes. También propuso a la Municipalidad de Buenos Aires, en 1879, el
proyecto para fundar una Colonia de Alienados en una zona rural. No obtuvo
aprobación de las autoridades municipales, aunque el proyecto permaneció, y
sería llevado a cabo por su sucesor, Domingo Cabred. La intención de Meléndez
con la colonia rural era dar término al hacinamiento que tenían los hospitales
de la ciudad, atestados de enfermos provenientes de las provincias. En 1886,
Meléndez ganó el concurso para proveer de profesor titular a la Cátedra de Enfermedades
Mentales, por entonces en establecimiento. Se cumplía así su sueño principal,
ya que había promovido la creación de esta Cátedra durante muchos años. Sin
embargo, en sus primeros tiempos, el curso no tuvo muchos inscriptos, en
especial porque la asistencia a clase no era obligatoria, y porque los alumnos
se empeñaban en no cumplir con muchas disposiciones reglamentarias. Acerca de
estos problemas, Meléndez decía que "El estudiante de estos tiempos es muy
difícil (...). No puede usarse con ellos el régimen empleado en las escuelas
comunes, pues pasaron la edad; y si la facultad no los trata con el rigor que
las ordenanzas establecen, no asisten nunca a clase y se revolucionan contra el
profesor, validos de que no pierdan el año ni se les aplicará pena alguna de
las establecidas. Si a los alumnos se les dejara descansar un poco, comer mejor
y no se los fatigara tanto en el Clínicas, a la mañana, rendirían mucho
mejor". No sería él quien vería la Cátedra asentada, sino aquellos que continuaron
su obra: Domingo Cabred, José Borda, Arturo Ameghino y Gonzalo Bosch. En 1892,
junto a un grupo de jurisconsultos y médicos destacados, Lucio Meléndez fue
convocado para participar de una comisión, a iniciativa del intendente de la Ciudad de Buenos Aires, Dr.
Miguel Cané, para proyectar una "ley de alienados". Sin embargo, la
comisión no llegó a formarse. Al año siguiente, se jubiló como director del
Hospicio y se retiró a su hogar en Adrogué, lejos de las aulas y las salas de
los hospitales. En esa casa, falleció en 1901. Meléndez fue un gran científico
y un gran médico psiquiatra. Se encargó de afirmar la idea de la importancia de
la herencia en la patología mental y de sentar como norma para los estudios
psiquiátricos la práctica de la medicina forense. Fue también un prolífico
escritor (compuso más de 110 trabajos especializados) y colaborador durante
años de los Anales del Círculo Médico Argentino y de la Revista Médica
Quirúrgica. A su muerte, la comunidad científica le realizó un sentido homenaje
y Ameghino lo llamó "el bautista de la psiquiatría argentina".