Estimados
Socios y Vecinos de San Justo.
Hemos
recibido carta vía correo electrónico de SER Baldomero Carlos Martini Obispo de
San Justo que dice textual:
“Reciban mi
carta pastoral sobre Cuaresma
Bendiciones y
oraciones
DIOS ES AMOR
+Baldomero Carlos Martini
Obispo de San Justo”
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Obispado de San Justo
“Año en clave vocacional
CARTA
PASTORAL DE CUARESMA 2014
«Les
daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo:
les
arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne» (Ez 36,26).
Queridos Hermanos: comenzamos una nueva Cuaresma para vivir bien la Pascua de Jesús
1. Cuaresma, tiempo de preparación
El Directorio sobre Piedad Popular y Liturgia, de la Congregación para el
Culto Divino y de los Sacramentos nos da una excelente síntesis de la Cuaresma y las actitudes que debemos tener en ella: «La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a
la celebración de la
Pascua. Tiempo de escucha
de la Palabra
de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del Bautismo, de reconciliación
con Dios y con los hermanos, de
recurso más frecuente a las "armas de la penitencia cristiana": la oración, el ayuno y la limosna (cfr. Mt 6,1-6.16-18)...
A pesar de la secularización de la sociedad
contemporánea, el pueblo cristiano advierte claramente que durante la Cuaresma hay que dirigir
el espíritu hacia las realidades que son verdaderamente importantes; que hace
falta un esfuerzo evangélico y una coherencia de vida, traducida en buenas
obras, en forma de renuncia a lo superfluo y suntuoso, en expresiones de
solidaridad con los que sufren y con los necesitado» (nn.124 y 125).
Son cuarenta días de penitencia y conversión para llegar renovados a la Pascua. Es como un “entrenamiento”
como los que hacen los deportistas para estar bien preparados para una carrera o un partido y en el
que como premio esperamos recibir una participación mayor en la resurrección de
Cristo, porque compartimos sus sufrimientos, dando muerte en nosotros al hombre
viejo.
Es como un gran retiro espiritual: es un tiempo favorable de
conversión y penitencia, de intensificación de la vida cristiana que recibimos
en el bautismo.
Es como la preparación a una fiesta,
que para nosotros significa mucho. No ahorramos esfuerzos, para que todo salga
bien y bello. ¿No son demasiado cuarenta días? "Cuanto más grande es la fiesta –dice san León Magno– tanto más ha de
prepararse quien la celebra". Y para los cristianos no hay mayor fiesta
que la del misterio pascual: de la muerte y resurrección de Cristo, y el envío
de su Espíritu. Es por eso que la Iglesia tiene un periodo tan largo e importante
para prepararse: la Cuaresma.
2.
Cuaresma, tiempo de deseo agrandado y purificado
Recibiremos
en la medida de nuestro deseo y preparación. De ahí que san Agustín dice
que debemos aumentar y limpiar nuestro interior, para recibir a Dios y sus
dones: «Toda la vida del buen cristiano es un santo deseo... y por esto
ensancha la boca de la bolsa para aumentar su capacidad...
Ahora bien, este
santo deseo está en proporción directa de nuestro desprendimiento de los deseos
que suscita el amor del mundo... Un recipiente, para ser llenado, tiene que
estar vacío. Dice: “Derrama, pues, de ti el mal, ya que has de ser llenado del
bien.
Imagínate que
Dios quiere llenarte de miel; si estás lleno de vinagre, ¿dónde pondrás la
miel? Hay que vaciar primero el recipiente, hay que limpiarlo y lavarlo, aunque
cueste fatiga, aunque haya que frotarlo, para que sea capaz de recibir algo».
El Papa Francisco nos dice: “Dios que manifestó su amor inmenso en
Cristo, muerto y resucitado, Él hace a sus fieles siempre nuevos; aunque sean
ancianos les renovará el vigor, subirán con alas como de águilas, correrán sin
fatigarse y andarán sin cansarse” Is 40,30. Cristo es el Evangelio eterno Ap
14,6, es el mismo ayer, y hoy y para siempre Hb 13,8, pero su riqueza y su
hermosura son inagotables. Él es siempre joven y fuente constante de novedad.”(EG11).
3.
Cuaresma, tiempo de santidad y cambio del corazón
En definitiva, ser cristiano es ser llamado
a la santidad. Toda la liturgia cuaresmal no tiene otro objetivo que el de
urgirnos a la santidad y prepararnos para recibirla. Por eso, son tan frecuentes
las exhortaciones a la purificación del corazón. Al Reino de Dios no se puede
llegar sin un cambio total del corazón y una
profunda renovación interior de todo el ser.
«La enfermedad que padece el mundo,
la enfermedad principal del hombre, no es la pobreza o la guerra, es la falta
de amor, la esclerosis del corazón». Es el diagnóstico de Madre Teresa de
Calcuta. O sea, que tenemos el corazón necrosado, un corazón de piedra, según
las Escrituras (cf.
Ez 11,19; 36,26).
Necesitamos que nos pongan un corazón nuevo. Y que Dios nos haga transfusión de
su sangre, oxigenada con el aire del Espíritu. Pero no nos asustemos. Lo
"gracioso" es que este trasplante ni cuesta ni supone tanto
sacrificio. Es más un don que una operación, es más una gracia que una terapia.
Lo único necesario es que nos dejemos cambiar, que dejemos actuar a Dios en
nuestra vida, que escuchemos en el silencio y la oración por donde pasa, el
obrar del Espíritu Santo, y que nuestro actuar entonces sea el actuar de
Cristo. Dice el Papa: “ Los Apóstoles jamás olvidaron el momento en que Jesús
les tocó el corazón.” (Jn 1,39 )
Nuestro
camino cuaresmal no dará un fruto solamente personal. Es el camino del Pueblo de Dios que unido a su Señor
Jesucristo ofrecerá frutos de vida nueva para toda humanidad. Expresa también
el Santo Padre en Evangelii Gaudium “algunas realidades del presente, si
no son resueltas, pueden desencadenar procesos de deshumanización, difíciles de
revertir mas adelante. En nuestro encuentro con Cristo, venzamos con Él, las
tentaciones, diciendo: “no a una economía de la exclusión”, “no a la nueva
idolatría del dinero”,”no a la iniquidad que genera la violencia” “ no a la
acedia egoísta” “no al pesimismo estéril” “no a la mundanidad espiritual” “no a
la guerra entre nosotros”. No habrá un mundo nuevo, sin corazones nuevos.
4. Cuaresma y nuestro año en clave
vocacional.
En este Año en clave vocacional que estamos recorriendo –decíamos en la Carta Pastoral de
Adviento y Navidad– todos debemos «descubrir, meditar, vivir y celebrar la propia vocación y misión»; un tiempo en
el cual todo lo que realicemos sea mirado y entendido desde esta clave-llave, «porque la vocación –mi
vocación a una misión– es el eje sobre el que gira toda mi vida y le da sentido».
Cada hombre, cada mujer, debe
concebirse como un don gratuito, una existencia regalada y por consiguiente no
puede permanecer encerrado en sí mismo y buscar sólo lo que supone una ventaja
para él. Debe abrirse y hacerse don gratuito para todos, especialmente los más
tentados de no ser amados. Si esto no tuviera lugar, la vida recibida del amor
de Dios quedaría distorsionada: ya no sería don, sino posesión, ya no sería
servicio, sino poder; tampoco sería vida plena y feliz, sino angustiosa y sin
sentido. Por eso dice el Papa Francisco: «La verdadera fe en el Hijo de Dios
hecho carne es inseparable del don de sí, de la pertenencia a la comunidad, del
servicio, de la reconciliación con la carne de los otros. El Hijo de Dios, en
su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura... Más que el ateísmo,
hoy se nos plantea el desafío de responder adecuadamente a la sed de Dios de
mucha gente, para que no busquen apagarla en propuestas alienantes o en un
Jesucristo sin carne y sin compromiso con el otro. Si no encuentran en la Iglesia una espiritualidad
que los sane, los libere, los llene de vida y de paz al mismo tiempo que los
convoque a la comunión solidaria y a la fecundidad misionera, terminarán
engañados por propuestas que no humanizan ni dan gloria a Dios» (EG, 88 y 89).
Vivamos
la Cuaresma
de tal manera que la Pascua
llegue a hacernos hombres nuevos para un mundo mejor y una argentina patria de hermanos.
Los
Bendigo de corazón, rezo por Ustedes y
con Ustedes: “Señor Jesús, danos un corazón nuevo
según tu Espíritu, que impulse, motive, aliente y dé sentido a nuestra acción
cuaresmal, personal y comunitaria. Arranca nuestro corazón de piedra endurecido
por la indiferencia y danos un corazón de carne que responda a la lógica de la
caridad”
¡DIOS ES AMOR!
Firma
+Baldomero Carlos Martini
Obispo de San Justo”