CLUB SOCIAL SAN JUSTO
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miércoles, 5 de marzo de 2014

Carta Pastoral de Cuaresma del Señor Obispo de San Justo

Estimados Socios y Vecinos de San Justo.
Hemos recibido carta vía correo electrónico de SER Baldomero Carlos Martini Obispo de San Justo que dice textual:
“Reciban  mi carta pastoral sobre Cuaresma
Bendiciones y oraciones
DIOS ES AMOR
+Baldomero Carlos Martini
Obispo de San Justo”
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Obispado de San Justo
“Año en clave vocacional
                                     CARTA PASTORAL DE CUARESMA 2014
«Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo:
les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne» (Ez 36,26).
Queridos Hermanos: comenzamos una  nueva Cuaresma para vivir bien la Pascua de Jesús
             1. Cuaresma, tiempo de preparación
            El Directorio sobre Piedad Popular y Liturgia, de la Congregación para el Culto Divino y de los Sacramentos nos da una excelente síntesis de la Cuaresma  y las actitudes que debemos tener en ella: «La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua. Tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del Bautismo, de reconciliación con Dios y con los hermanos, de recurso más frecuente a las "armas de la penitencia cristiana": la oración, el ayuno y la limosna (cfr. Mt 6,1-6.16-18)...
            A pesar de la secularización de la sociedad contemporánea, el pueblo cristiano advierte claramente que durante la Cuaresma hay que dirigir el espíritu hacia las realidades que son verdaderamente importantes; que hace falta un esfuerzo evangélico y una coherencia de vida, traducida en buenas obras, en forma de renuncia a lo superfluo y suntuoso, en expresiones de solidaridad con los que sufren y con los necesitado» (nn.124 y 125).
            Son cuarenta días de penitencia y conversión para llegar renovados a la Pascua.       Es como un “entrenamiento” como los que hacen los deportistas para estar bien preparados para una carrera o un partido y en el que como premio esperamos recibir una participación mayor en la resurrección de Cristo, porque compartimos sus sufrimientos, dando muerte en nosotros al hombre viejo.     
            Es como un gran retiro espiritual: es un tiempo favorable de conversión y penitencia, de in­tensificación de la vida cristiana que recibimos en el bautismo.
            Es como la preparación a una fiesta, que para nosotros significa mucho. No ahorramos esfuerzos, para que todo salga bien y bello. ¿No son demasiado cuarenta días? "Cuanto más grande es la fiesta –dice san León Magno– tanto más ha de prepararse quien la celebra". Y para los cristianos no hay mayor fiesta que la del misterio pascual: de la muerte y resurrección de Cristo, y el envío de su Espíritu. Es por eso que la Iglesia tiene un periodo tan largo e importante para prepararse: la Cuaresma.
            2. Cuaresma, tiempo de deseo agrandado y purificado
            Recibiremos en la medida de nuestro deseo y preparación. De ahí que san Agustín dice que debemos aumentar y limpiar nuestro interior, para recibir a Dios y sus dones: «Toda la vida del buen cristiano es un santo deseo... y por esto ensancha la boca de la bolsa para aumentar su capacidad...
            Ahora bien, este santo deseo está en proporción directa de nuestro desprendimiento de los deseos que suscita el amor del mundo... Un recipiente, para ser llenado, tiene que estar vacío. Dice: “Derrama, pues, de ti el mal, ya que has de ser llenado del bien.
            Imagínate que Dios quiere llenarte de miel; si estás lleno de vinagre, ¿dónde pondrás la miel? Hay que vaciar primero el recipiente, hay que limpiarlo y lavarlo, aunque cueste fatiga, aunque haya que frotarlo, para que sea capaz de recibir algo».
El Papa Francisco nos dice: “Dios que manifestó su amor inmenso en Cristo, muerto y resucitado, Él hace a sus fieles siempre nuevos; aunque sean ancianos les renovará el vigor, subirán con alas como de águilas, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse” Is 40,30. Cristo es el Evangelio eterno Ap 14,6, es el mismo ayer, y hoy y para siempre Hb 13,8, pero su riqueza y su hermosura son inagotables. Él es siempre joven y fuente  constante de novedad.”(EG11).
            3. Cuaresma, tiempo de santidad y cambio del corazón   
            En definitiva, ser cristiano es ser llamado a la santidad. Toda la liturgia cuaresmal no tiene otro objetivo que el de urgirnos a la santidad y prepararnos para recibirla. Por eso, son tan frecuen­tes las exhortaciones a la purificación del corazón. Al Reino de Dios no se puede llegar sin un cambio total del corazón y una profunda renovación interior de todo el ser.     
            «La enfermedad que padece el mundo, la enfermedad principal del hombre, no es la pobreza o la guerra, es la falta de amor, la esclerosis del corazón». Es el diagnóstico de Madre Teresa de Calcuta. O sea, que tenemos el corazón necrosado, un corazón de piedra, según las Escrituras (cf. Ez 11,19; 36,26). Necesitamos que nos pongan un corazón nuevo. Y que Dios nos haga transfusión de su sangre, oxigenada con el aire del Espíritu. Pero no nos asustemos. Lo "gracioso" es que este trasplante ni cuesta ni supone tanto sacrificio. Es más un don que una operación, es más una gracia que una terapia. Lo único necesario es que nos dejemos cambiar, que dejemos actuar a Dios en nuestra vida, que escuchemos en el silencio y la oración por donde pasa, el obrar del Espíritu Santo, y que nuestro actuar entonces sea el actuar de Cristo. Dice el Papa: “ Los Apóstoles jamás olvidaron el momento en que Jesús les tocó el corazón.” (Jn 1,39 )
Nuestro camino cuaresmal no dará un fruto solamente personal. Es el camino  del Pueblo de Dios que unido a su Señor Jesucristo ofrecerá frutos de vida nueva para toda humanidad. Expresa  también  el Santo Padre en Evangelii Gaudium “algunas realidades del presente, si no son resueltas, pueden desencadenar procesos de deshumanización, difíciles de revertir mas adelante. En nuestro encuentro con Cristo, venzamos con Él, las tentaciones, diciendo: “no a una economía de la exclusión”, “no a la nueva idolatría del dinero”,”no a la iniquidad que genera la violencia” “ no a la acedia egoísta” “no al pesimismo estéril” “no a la mundanidad espiritual” “no a la guerra entre nosotros”. No habrá un mundo nuevo, sin corazones nuevos.
            4. Cuaresma y nuestro año en clave vocacional.
            En este Año en clave vocacional que estamos recorriendo –decíamos en la Carta Pastoral de Adviento y Navidad– todos debemos «descubrir, meditar, vivir y celebrar la propia vocación y misión»; un tiempo en el cual todo lo que realicemos sea mirado y entendido desde esta clave-llave, «porque la vocación –mi vocación a una misión– es el eje sobre el que gira toda mi vida y le da sentido».
            Cada hombre, cada mujer, debe concebirse como un don gratuito, una existencia regalada y por consiguiente no puede permanecer encerrado en sí mismo y buscar sólo lo que supone una ventaja para él. Debe abrirse y hacerse don gratuito para todos, especialmente los más tentados de no ser amados. Si esto no tuviera lugar, la vida recibida del amor de Dios quedaría distorsionada: ya no sería don, sino posesión, ya no sería servicio, sino poder; tampoco sería vida plena y feliz, sino angustiosa y sin sentido. Por eso dice el Papa Francisco: «La verdadera fe en el Hijo de Dios hecho carne es inseparable del don de sí, de la pertenencia a la comunidad, del servicio, de la reconciliación con la carne de los otros. El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura... Más que el ateísmo, hoy se nos plantea el desafío de responder adecuadamente a la sed de Dios de mucha gente, para que no busquen apagarla en propuestas alienantes o en un Jesucristo sin carne y sin compromiso con el otro. Si no encuentran en la Iglesia una espiritualidad que los sane, los libere, los llene de vida y de paz al mismo tiempo que los convoque a la comunión solidaria y a la fecundidad misionera, terminarán engañados por propuestas que no humanizan ni dan gloria a Dios» (EG, 88 y 89).
Vivamos la Cuaresma de tal manera que la Pascua llegue a hacernos hombres nuevos para un mundo mejor y una argentina  patria de hermanos.
Los Bendigo  de corazón, rezo por Ustedes y con Ustedes: “Señor Jesús, danos un corazón nuevo según tu Espíritu, que impulse, motive, aliente y dé sentido a nuestra acción cuaresmal, personal y comunitaria. Arranca nuestro corazón de piedra endurecido por la indiferencia y danos un corazón de carne que responda a la lógica de la caridad”
¡DIOS ES AMOR!
Firma 
+Baldomero Carlos Martini 
Obispo de San Justo”