El 17 de abril de 1961 se produce el desembarco de
1.400 cubanos anticastristas en Bahía de Cochinos en Cuba, secretamente
financiados, reclutados y entrenados por la CIA con el fin de acabar con el régimen de Fidel
Castro. El presidente norteamericano John F. Kennedy, disgustado con el régimen
comunista que Castro ha impuesto tras su revolución, aprueba personalmente la
invasión, pero cuando le informan que la operación está destinada al fracaso se
echa atrás en la importante orden de apoyo aéreo. Tres días después, las tropas
invasoras, abandonadas por Kennedy y el ejército estadounidense, se tendrán que
rendir ante la evidencia. 100 cubanos invasores morirán en los combates. La
operación supondrá una humillación enorme para la administración Kennedy y
aumentará significativamente las tensiones entre los dos bloques. Hasta que
Norteamérica no conceda una ayuda humanitaria a Cuba, cifrada en millones de
dólares, Castro se negará a que los cubanos apresados durante la invasión
regresen a los Estados Unidos.