El 11 de febrero y el 16 de julio de 1858, en la Gruta de Massabielle de
Lourdes, en los Pirineos, la Inmaculada Madre de Dios se manifestó a
Bernardita Soubirous. Desde entonces, Lourdes es un llamado constante a la
conversión, a la oración y a la caridad, y para el pueblo cristiano, María es
la imagen de la Iglesia
por venir, la prefiguración de la nueva
Jerusalén, cuyas puertas están abiertas a todos los pueblos.
Padre
misericordioso,
ayúdanos
en nuestra debilidad,
para
que, al celebrar a la Madre
inmaculada de tu Hijo,
su
intercesión nos libre de todo pecado.
Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es
Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.