Reflexión
Espiritual: “EL VALOR DE LA
SANGRE DE CRISTO”
De las
catequesis de San Juan Crisóstomo, obispo
¿Quieres saber
el valor de la sangre de Cristo? Remontémonos a las figuras que la profetizaron
y recorramos las antiguas Escrituras. Inmolad -dice Moisés- un cordero de un
año; tomad su sangre y rociad las dos jambas y el dintel de la casa. “¿Qué
dices, Moisés? La sangre de un cordero irracional, ¿puede salvar a los hombres
dotados de razón” “Sin duda -responde Moisés-: no
porque se trate de sangre, sino porque en esta sangre se contiene una profecía
de la sangre del Señor” Si hoy, pues, el enemigo, en lugar de ver las puertas
rociadas con sangre simbólica, ve brillar en los labios de los fieles, puertas
de los templos de Cristo, la sangre del verdadero Cordero, huirá todavía más
lejos.
¿Deseas
descubrir aún por otro medio el valor de esta sangre? Mira de dónde brotó y
cuál sea su fuente. Empezó a brotar de la misma cruz y su fuente fue el costado
del Señor. Pues muerto ya el Señor, dice el Evangelio, uno de los soldados se
acercó con la lanza y le traspasó el costado, y al punto salió agua y sangre:
agua, como símbolo del bautismo; sangre, como figura de la eucaristía. El
soldado le traspasó el costado, abrió una brecha en el muro del templo santo, y
yo encuentro el tesoro escondido y me alegro con la riqueza hallada. …
Con estos dos
sacramentos se edifica la
Iglesia: con el agua de la regeneración y con la renovación
del Espíritu Santo, es decir, con el bautismo y la eucaristía, que han brotado
ambas del costado. Del costado de Jesús se formó, pues, la Iglesia, como del costado
de Adán fue formada Eva.... Pues del mismo modo que hizo a la mujer del costado
de Adán, de igual manera Jesucristo nos dio el agua y la sangre salida de su
costado para edificar la Iglesia.
Y de la misma manera que entonces Dios tomó la costilla de
Adán, mientras éste dormía así también nos dio el agua y la sangre después que
Cristo hubo muerto.
Simone Martini, Siglo XIV. Crucifixión.