PAPA FRANCISCO:
LA VIRGEN MARÍA, TESTIGO DE LA MISERICORDIA DE DIOS
"El
pensamiento se dirige ahora a la Madre de la Misericordia. La dulzura de su
mirada nos acompañe en el Año Santo, para que todos podamos redescubrir la
alegría de la ternura de Dios.
Nadie ha
conocido como María la profundidad del misterio de Dios hecho hombre. Todo en
su vida fue plasmado por la presencia de la misericordia hecha carne. La Madre
del Crucificado Resucitado entró en el santuario de la misericordia divina porque participó íntimamente en el
misterio de su amor.
Elegida para ser
la Madre del Hijo de Dios, María estuvo preparada desde siempre por el amor del
Padre para ser Arca de la Alianza entre Dios y los hombres. Custodió en su
corazón la divina misericordia en perfecta sintonía con su Hijo Jesús.
Su canto de
alabanza, en el umbral de la casa de Isabel, estuvo dedicado a la misericordia
que se extiende «de generación en generación» (Lc 1,50). También nosotros
estábamos presentes en aquellas palabras proféticas de la Virgen María. Esto
nos servirá de consolación y de apoyo mientras atravesaremos la Puerta Santa
para experimentar los frutos de la misericordia divina.
Al pie de la
cruz, María junto con Juan, el discípulo del amor, es testigo de las palabras
de perdón que salen de la boca de Jesús. El perdón supremo ofrecido a quien lo
ha crucificado nos muestra hasta dónde puede llegar la misericordia de Dios.
María atestigua
que la misericordia del Hijo de Dios no conoce límites y alcanza a todos sin
excluir a ninguno. Dirijamos a ella la antigua y siempre nueva oración del
Salve Regina, para que nunca se canse de volver a nosotros sus ojos
misericordiosos y nos haga dignos de contemplar el rostro de la misericordia,
su Hijo Jesús.
Nuestra plegaria
se extienda también a tantos Santos y Beatos que hicieron de la misericordia su
misión de vida. En particular el pensamiento se dirige al gran apóstol de la
misericordia, santa Faustina Kowalska. Ella, que fue llamada a entrar en las
profundidades de la divina misericordia, interceda por nosotros y nos obtenga
vivir y caminar siempre en el perdón de Dios y en la inquebrantable confianza
en su amor".
"Francisco,
obispo de Roma, siervo de los siervos de Dios, a cuantos lean esta carta:
gracia, misericordia y paz".
(De la Bula
Misericordiae Vultus -El rostro de la misericordia-, mediante la que el Papa
convocó el Jubileo de la Misericordia el pasado 11 de abril).
Fuente: New Va Español