El Club Social San Justo continua con las
publicaciones en el “Ciclo de Poesías, Narrativas y Cuentos breves 2013” que es un espacio
para poetas y escritores que deseen publicar su arte a través de las letras en
nuestra Web; las mismas serán seleccionadas y publicadas en esta pagina digital
los días domingos. Aconsejamos para ver esta página Web usar el Navegador
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El gallo
Mediodía
Todo gallo sabe que cuando comienza a
amanecer debe esforzarse por cacaraquear lo más fuerte que pueda para que todos
cerca de él se despierten para disfrutar el día. Pero aquí en Gubbio, en
Italia, hay un gallo al que todos le llaman, sin que él lo sepa, Mediodía,
porque se despierta siempre a la hora de almorzar y comienza a cantar creyendo
que está despertándolos a todos. Nadie se atreve a explicarle a Mediodía el
porqué de sus días tan cortos. Así, la gente y los animales, decidieron no
decirle nada para que no se sintiera mal. Tampoco era problema para nadie, ya
que no cantaba a las dos de la madrugada y, por otro lado, ofrecía el servicio
de avisarle a todos, cual gallo, de una hora en especial. Aunque en este caso
no dijera que había que despertarse y sí que había que comenzar a cocinar.
Un día, una gallina a la que todos le
decían Pico Grande, que jamás fuera invitada para dar un paseo romántico con el
gallo Mediodía, algo enfadada por esta situación, se le acercó para decirle que
él no despertaba a nadie y que lo que hacía era decirle, a todos los niños, que
era la hora de ir almorzar. El gallo vino a mí, vecino y amigo, a preguntarme
si esto era verdad. Por amigo y porque ya no podíamos seguir engañándolo
dulcemente a Mediodía, yo le contesté que eso era así nomás.
No cantó más al mediodía al despertar
porque se acostumbró a preguntar siempre qué hora era antes de volver a hacer
un papelón. Por supuesto, aunque lo intentara, no lograba despertase de
madrugada para cumplir con su misión, como se supone que le corresponde, a
todos los gallos como él. Tampoco sirvió que yo le intentara enseñar usar un
reloj despertador, porque consideraba denigrante para alguien orgulloso como él
valerse de un medio que ningún otro semejante usaba.
Las madres del lugar, reunidas,
decidieron ir a hablar con Mediodía días después, porque todos los niños se
sentaban tarde a la mesa y cuando la comida ya estaba fría. Las madres
cocinaban deseando comer luego junto a sus hijos compartiendo el agua y el pan
casero recién horneado. Ante este pedido, el gallo Mediodía no pudo negarse y
volvió a cantar todos los días al despertar, tal como lo declara su apodo, al
mediodía.
Caminando por la calle, una tarde,
Mediodía se encontró con Pico Grande y se le acercó para darle un piquito. Pico
Grande, sorprendida, le preguntó porqué le daba un beso si ella le había hecho
quedar mal ante todos enseñándole que no cantaba a la madrugada como se
suponía. Entonces Mediodía le dijo a esta gallina que, de no ser por ella, él
no hubiera sabido jamás que era el único gallo de su especie que cantaba para
avisar que hay que ir a almorzar. Que por ello se sentía un ejemplar único y
apreciaba que ella se hubiera fijado tanto en él. Ella, sorprendida, le
respondió que soñaba entonces que el gallo más original de todos fuera el único
que la invitara a pasear.
Un día, digo lo que vi, juntos
estaban los dos y era ella quien le daba a él varios piquitos suspirando por el
gallo Mediodía, el único de su especie en poder hacer las cosas de manera
diferente y feliz por sentirse un gallo especial.
Gubbio