CLUB SOCIAL SAN JUSTO
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domingo, 19 de enero de 2014

Bartolomé Mitre

Biografía de Bartolomé Mitre Martínez: Nació en Buenos Aires, 26 de junio de 1821 fue un político, militar, historiador, escritor, periodista y estadista argentino; gobernador de la Provincia de Buenos Aires y Presidente de la Nación Argentina entre 1862 y 1868.
Nació en la Ciudad de Buenos Aires, en la actual esquina de Suipacha y Lavalle, el 26 de junio de 1821 y fue bautizado en la Iglesia de San Nicolás.
Hijo de Ambrosio Estanislao de la Concepción Mitre y Josefa Martínez Whetherton, sus hermanos fueron Emilio y Federico.
Su padre descendía de Ventura Demetrio Mitropoulos (apellido original de la familia) que fue un veneciano de origen griego, que había llegado a Buenos Aires a fines del siglo XVII. Con su familia se trasladaron cuando aún era niño a Carmen de Patagones. Su padre se desempeñó como tesorero del fuerte hasta mediados de 1827 cuando tras finalizar la Guerra contra el Imperio del Brasil en esa zona decidieron volver a Buenos Aires.
En 1829 se alojó en la estancia de Gervasio Rosas, hermano de Juan Manuel de Rosas y amigo de su padre; aunque el objetivo de la familia era que se formara como hombre de campo, este se interesaba más en los libros; al poco tiempo Gervasio Rosas lo devolvió a su casa con estas palabras: "Dígale a Don Ambrosio que aquí le devuelvo a este caballerito, que no sirve ni servirá para nada, porque cuando encuentra una sombrilla se baja del caballo y se pone a leer”.
En 1831 se trasladó con la familia a Montevideo, donde en 1836 se inscribió en la Escuela Militar de Montevideo. Allí estudió artillería alcanzando el grado de alférez en 1839. También publicó sus primeros poemas y escritos periodísticos en varios diarios, entre ellos El Iniciador, de Andrés Lamas y Miguel Cané quienes se contaban entre los proscriptos por el régimen de Rosas. Perteneció al Partido Colorado y en diciembre de dicho año participó en la batalla de Cagancha en las filas de Fructuoso Rivera.
El 11 de enero de 1841 se casó en la Catedral Metropolitana de Montevideo con Delfina María Luisa de Vedia y Pérez, con quien tendría dos hijas y cuatro hijos. La familia se trasladó a la ciudad de Canelones, donde el padre fue nombrado Tesorero General por el gobierno provisional de Uruguay.
El 6 de diciembre de 1842, ya capitán, estuvo entre los derrotados de la revolución de Rivera en la batalla de Arroyo Grande.
Participó del sitio grande de Montevideo, oportunidad en la que conoció a Giuseppe Garibaldi, a quien admiró.
En 1846 un conflicto con Rivera lo obligó a huir de Montevideo y se dirigió a Bolivia, donde fue contratado para armar y organizar la artillería del ejército. Mitre se sumó al círculo social y político del presidente José Ballivián y actuó en varias ocasiones contra la oposición. Finalmente Ballivián fue derrotado y Mitre terminó expulsado de Bolivia con un plazo de dos horas para salir del país.
En la segunda mitad de 1847 se trasladó nuevamente a Bolivia pero en 1848 fue deportado por Manuel Isidoro Belzú al Perú, donde fue nuevamente deportado ahora a Chile. Allí fue corredactor de Juan Bautista Alberdi, director del periódico El Comercio de Valparaíso y publicó Manuel Blanco Encalada y Thomas Cochrane.
A su labor en “El Comercio”, Mitre agregó un nuevo trabajo como redactor del periódico de Domingo Faustino Sarmiento “El Progreso”, desde donde pregonó la indivisibilidad territorial de la soberanía americana, defendió el derecho de pensamiento de los extranjeros (siempre que no atentasen contra la soberanía de los países que los acogían) y la democracia en un sentido integral, y emprendió campañas para mejorar social y económicamente al pueblo. Más tarde se convirtió en el nuevo dueño del periódico y desde sus páginas participó del debate político en ese país. En 1851 apoyo la revuelta de los liberales contra el presidente electo Manuel Montt, lo que le valió ser expulsado del país
Regresó después del derrocamiento de Rosas, fue uno de los líderes de la oposición porteña contra el Acuerdo de San Nicolás, que determinaba la forma en que se sancionaría la Constitución argentina de 1853; fue expulsado por Justo José de Urquiza; de regreso a Buenos Aires, lideró el alzamiento de la provincia de Buenos Aires contra el sistema federal que la Constitución, patrocinada por Urquiza, iba a imponer.
Tuvo un lugar destacado en la defensa contra el sitio que impuso a la ciudad el ejército federal entre 1852 y 1853, ocasión en que fue herido en la frente: un proyectil impactó en la escarapela de su quepis, que había sido cosida por su esposa Delfina, amortiguando el golpe y salvándole la vida.
Ocupó los cargos de miembro de la Legislatura provincial y ministro de Guerra, de Gobierno y de Relaciones Exteriores en el gobierno del Estado de Buenos Aires.
En mayo de 1855 organizó una campaña contra los indígenas, buscando las tolderías de los mismos más allá del arroyo Tapalqué, en el sur de la provincia, al frente de una división de las tres armas desde Azul, pero el ataque nocturno que había planeado terminó en un combate diurno, en que los indígenas aprovecharon la táctica de retirada fingida para obtener una victoria. El ejército de Mitre, sitiado por los indígenas, debió huir de noche y a pie, abandonando la artillería y gran parte de los caballos, y habiendo sufrido 17 muertes y 234 heridos.
En enero de 1856 Mitre y sus hombres persiguieron a partidarios de Urquiza dentro del territorio santafesino (cerca de la actual Villa Constitución) en un acto que fue considerado como una invasión y que reactivó los conflictos del Estado de Buenos Aires con la Confederación.
En 1859, siendo Ministro de Guerra, comandó el ejército provincial; la Legislatura le ordenó invadir la provincia de Santa Fe, ocasión en que enfrentó al general Urquiza en la batalla de Cepeda.
El ejército porteño operaba desde San Nicolás de los Arroyos; contaba con 9000 hombres (de los cuales, 4700 infantes y 4000 jinetes) con 24 piezas de artillería, bajo el mando de Mitre, ministro de guerra. Las fuerzas porteñas estaban muy disminuidas porque gran parte de sus fuerzas debían proteger la frontera de su provincia de las invasiones de los indígenas, algunos de los cuales (como Juan Calfucurá) eran aliados de Urquiza y sus incursiones formaban parte de la estrategia de éste.
El ejército de la Confederación, dirigido por Urquiza, inició la campaña hacia Buenos Aires desde Rosario; estaba formado por 14 000 hombres (de los cuales 10 000 de caballería y 3 000 de infantería) con 35 cañones y obuses; varias divisiones de indígenas ranqueles figuraban como auxiliares.
El 23 de octubre se inició la Batalla de Cepeda: la ventaja inicial favoreció a la infantería porteña, pero un hábil uso de la caballería por parte de Urquiza le permitió tomar la ofensiva, e incluso tres batallones porteños fueron destruidos. Una maniobra de flanco ordenada por Mitre desorganizó toda la formación, y la noche detuvo la batalla cuando la victoria de la Confederación era ya evidente.
Los porteños tuvieron 100 muertos, 90 heridos y 2000 prisioneros, además de perder 21 cañones. Los nacionales tuvieron 300 bajas fatales. En medio de la noche, Mitre comandó una ordenada retirada hacia San Nicolás, adonde llegó pasado el mediodía siguiente con sólo 2000 hombres. Carlos D'Amico relata que (si bien jamás ganó una batalla) lo cierto es que las retiradas de Mitre, heroicas algunas, como la de Cepeda, salvaron muchas vidas. A continuación embarcó todo su ejército, y (tras un breve combate) logró trasladarlo a Buenos Aires. Al llegar a la ciudad, arengó al pueblo con una notoria falsedad: “Os devuelvo intactas las legiones que me confiasteis”.
Mitre se puso al frente de la defensa, pero el avance de Urquiza sobre Buenos Aires resultó imparable; gracias a la mediación de Francisco Solano López, hijo del presidente del Paraguay, se logró la renuncia del gobernador Valentín Alsina y la firma del Pacto de San José de Flores, por el cual Buenos Aires se reincorporaba a la Confederación, reservándose el derecho de proponer reformas a la Constitución. La reforma constitucional de 1860 sancionó la forma en que la provincia se reincorporaría a la Nación.
En 1860, Mitre fue elegido gobernador de la provincia de Buenos Aires, con el encargo de terminar el proceso de incorporación de la provincia en la Nación. Presionó sobre el presidente Santiago Derqui y obtuvo una modificación de las cláusulas del Pacto de San José de Flores, en junio de 1860, por el que Buenos Aires conservaba el manejo de la Aduana por un tiempo determinado, pero se comprometía a entregar 1 500 000 pesos mensuales a la Confederación. Derqui mantuvo relaciones muy cordiales con el gobernador porteño, e incluso incorporó dos de los ministros de éste (incluido el de Hacienda, clave en las circunstancias que atravesaba su gobierno) a su gabinete nacional. Incluso prometió a Mitre permitir a Buenos Aires la elección de sus diputados nacionales de acuerdo a la ley porteña, y no de acuerdo a la Constitución y la ley nacional. También otorgó a Mitre el grado de general de la Nación.
En 1861, el presidente Derqui ordenó la intervención federal en la provincia de San Juan, debido al asesinato del gobernador. La intervención terminó con la derrota militar de los insurrectos y el fusilamiento del gobernador rebelde, Antonino Aberastain. El gobierno y la prensa de Buenos Aires (que habían festejado la muerte del gobernador legal derrocado) exigieron a Derqui el castigo del interventor federal, Juan Saá, y la reposición de los liberales en el gobierno sanjuanino. Mitre calificó el episodio como "el último estertor de la barbarie y la violencia."
Las relaciones entre Buenos Aires y el gobierno nacional se cortaron abruptamente, y los ministros porteños se retiraron del gobierno. El gobierno porteño dejó de pagar las contribuciones (que estaba cumpliendo con mucho retraso) a que se había comprometido, con lo cual pensaba ahogar económicamente a la Nación.
No obstante los diputados por la Provincia de Buenos Aires, elegidos por circunscripciones uninominales, tal como disponía la ley porteña, se presentaron a incorporarse al Congreso. Pero el 13 de abril, los diputados porteños fueron rechazados por no haber sido elegidos según la ley nacional. Inmediatamente se retiraron también los senadores electos, y Mitre anunció que no realizaría nuevas elecciones.
Derqui se instaló en Córdoba, donde organizó un ejército. Los dos bandos se prepararon para la guerra; Mitre se puso al frente del ejército porteño: quería la guerra a toda costa, ya que creía contar con fuerzas suficientes para triunfar; había incorporado a las mismas un gran número de mercenarios, reclutados en Europa por Hilario Ascasubi; y a la mayor parte de las fracciones de indígenas ranqueles.
Las fuerzas porteñas estaban mejor armadas y más disciplinadas que las nacionales, y su inferioridad numérica no parecía excesiva: 15 400 porteños contra 17 000 nacionales. El 22 de agosto de 1861 las relaciones entre Buenos Aires y la Confederación se rompieron. El 17 de septiembre de 1861 Mitre, se preparaba y esperaba en la estancia de la familia Rueda, en la Provincia de Santa Fe.
El 17 de septiembre tuvo lugar la batalla de Pavón; la caballería nacional arrolló las dos alas de los porteños, mientras la infantería porteña desplazaba a la nacional. Sin haber utilizado su reserva (formada por las mejores fuerzas entrerrianas) Urquiza abandonó el campo de batalla, y dos días después cruzó el río Paraná, regresando a Entre Ríos.
Mitre se retiró hacia San Nicolás, como dos años antes; sólo varios días después se convenció de su triunfo, no debido al resultado bélico sino a la retirada de Urquiza. Mientras tanto, Derqui trataba de reunir sus tropas en Rosario; cuando supo que no lo lograría abandonó todo y huyó a Montevideo.
Pedernera asumió el gobierno, mientras las fuerzas porteñas ocupaban Rosario y enviaban desde allí varias divisiones hacia el interior. El general Venancio Flores destruyó al resto del ejército federal en la Matanza de Cañada de Gómez, y en los primeros días de diciembre entró en la ciudad de Santa Fe. Por su parte, otra división porteña al mando de Wenceslao Paunero avanzó hacia Córdoba, donde el coronel Marcos Paz se hizo nombrar gobernador.
En Corrientes, la noticia de la victoria porteña de Pavón alentó a los liberales, que en noviembre se lanzaron a la revolución con apoyo económico y armamento de Buenos Aires. Una breve guerra civil terminó con la renuncia del desmoralizado gobernador autonomista.
Los porteños más exaltados incitaron a Mitre a desconocer la Constitución Nacional y dictar otra, que estableciera un régimen unitario. Pero el gobernador porteño tenía un plan más realista, que llevó adelante exitosamente: declaró en plena vigencia la Constitución del 53, mientras enviaba al interior varias divisiones a deponer a los federales más exaltados, cuyas legislaturas reasumirían la autoridad delegada en el gobierno nacional y a continuación delegarían esta misma autoridad en el gobernador porteño. Entre los primeros en desconocer al gobierno federal estuvo el propio Urquiza, que también declaró que reincorporaba la ciudad de Paraná a su provincia.
El 12 de diciembre, cuando hacía ya varios días que la mayor parte de los legisladores habían abandonado Paraná, Pedernera declaró en receso el gobierno nacional.
El 12 de octubre de 1862, comienza con su presidencia una etapa decisiva en la construcción de la Nación Argentina. Militar, caudillo urbano, austero e ilustrado, poeta, orador, periodista y liberal convencido. Apodado "don Bartolo" acostumbra volver caminando por la calle Florida desde la Casa de Gobierno a su casa. Mitre debe consolidar el Estado Argentino y definir su inserción en el mundo en el momento en que los ingleses dominan África y la India. México proclama emperador a Maximiliano I de Habsburgo y la guerra civil en Estados Unidos permite la intervención europea en América.
Es el primer gobierno argentino que ejerce su autoridad sobre las catorce provincias. Intenta solucionar el grave problema de la Capital definitiva de la República, cuyos antecedentes vienen de Rivadavia. En la Legislatura por cuestiones de intereses las opiniones se dividen, de un lado los nacionalistas mitristas y del otro los autonomistas, cuyo jefe es Adolfo Alsina. La provincia se niega a ceder la Capital pero accede a un compromiso según el cual las autoridades nacionales pueden residir en Buenos Aires por cinco años renovables y que se mantendría vigente hasta 1880. Mitre quiere consolidar el Estado Argentino para aprovechar el crecimiento tecnológico de Europa y vencer la tenaz resistencia del interior a la hegemonía de la Capital. Este hecho produce durante su gobierno un centenar de rebeliones encabezadas por caudillos provinciales. La premisa "civilización o barbarie" enciende la chispa de la guerra civil en el norte y oeste del territorio y, a causa de las revueltas, intervienen Córdoba, Catamarca, La Rioja, Mendoza, Santa Fe y Corrientes. En 1865, arriban los pioneros galeses al Chubut preservando sus tradiciones.
Se le da prioridad a las comunicaciones, como servicio de postas y  telégrafo conectando Buenos Aires con Rosario y Montevideo,  y al tendido de ferrocarriles; aparece el tranvía a caballo que favorece el crecimiento de distintos barrios porteños y pueblos suburbanos. Organiza la Corte Suprema de Justicia con cinco miembros y la Justicia Federal en las provincias. Nacionaliza el Código de Comercio de Buenos Aires,  encarga a Dalmacio Vélez Sársfield la redacción del Código Civil. Se reforma la Constitución en 1866. En las relaciones exteriores, España reconoce formalmente la independencia argentina. Mitre recibe las finanzas con un gran déficit y estructura nuevamente el Banco de la Provincia para poder controlar la emisión monetaria y nacionalizar la Aduana. Los estancieros más progresistas forman la Sociedad Rural Argentina. Llegan al país doscientos mil inmigrantes europeos. Educar y argentinizar a sus hijos es para los liberales de 1860 indelegable. Se asignan subsidios a las provincias para escuelas secundarias y son creados: el Consejo de Instrucción Pública y el Colegio Nacional de Buenos Aires.
La guerra de la Triple Alianza, que concluye con la derrota del Paraguay, se inicia mucho antes entre España y Portugal por la disputa de territorios que deja al Paraguay sin fronteras definidas. Este conflicto es heredado por las naciones participantes de la guerra: Argentina, Brasil y Uruguay. Mitre va al frente de las tropas y en 1865 debe delegar sus funciones en su vicepresidente Marcos Paz. En 1868 y ante el  fallecimiento de éste, se produce un vacío legal durante dieciséis días, en los cuales los ministros asumen las resoluciones indispensables para la administración del país. Por tal motivo a su regreso se sanciona la ley de Acefalía. Mitre desgastado por la guerra, carece de fuerza política para imponer sucesor, aunque sostiene la de su canciller Rufino de Elizalde. Finalmente se dispone la candidatura de Domingo Faustino Sarmiento.
En 1868, culminó su período presidencial y se declaró prescindente en cuanto a apoyar a un candidato a sucesor, dejándole de esta manera el campo libre a Domingo Faustino Sarmiento, quien asumirá ese año la primera magistratura. Mitre, por su parte, fue electo senador por Buenos Aires. En 1869 compró el diario La Nación Argentina, fundado por Juan María Gutiérrez en 1862, y lo convirtió en La Nación, cuyo primer número salió a la calle el 4 de enero de 1870, mientras se libraban los últimos combates de la Guerra del Paraguay, con una tirada de mil ejemplares.
En 1871, como muchos porteños, cayó enfermo de fiebre amarilla. Tras su recuperación el presidente Sarmiento le encomendó una misión diplomática en Brasil para terminar de definir los límites modificados tras la Guerra del Paraguay.
En 1874, se presentó nuevamente como candidato a la presidencia. Ante el triunfo del tucumano Nicolás Avellaneda, denunció fraude y se sublevó contra las autoridades electas pero fue derrotado por las tropas leales, dirigidas por el coronel Julio A. Roca. Fue detenido y trasladado al Cabildo de Luján. Durante sus cuatro meses de prisión escribió el prólogo para su Historia de San Martín y de la independencia sudamericana.
Tras dedicarse a sus investigaciones y a la labor periodística, en 1890, volvió a la acción. La desastrosa administración de Juárez Celman, con su estela de negociados y corrupción, fomentó la unión de la oposición en un gran frente conocido como la Unión Cívica, bajo la conducción de Bartolomé Mitre y Leandro N. Alem.
El 26 de julio de 1890, la Unión Cívica decidió pasar a la acción. Estalló la "Revolución del Parque". Mitre decidió ausentarse del país, dejándole todo el peso de la conducción del movimiento a Alem, quien, a pesar de contar con cierto a poyo militar, fue derrotado.
Este hecho y las negociaciones posteriores concretadas por Roca y Mitre, que desembocaron en la renuncia de Juárez Celman y la asunción de Carlos Pellegrini, fueron vistas por Alem como una traición a los postulados de la Revolución del ’90. Esto condujo a la ruptura de la Unión Cívica en dos nuevos partidos: la Unión Cívica Nacional, encabezada por Mitre, y la Unión Cívica Radical, encabezada por Alem.
Mitre influyó decisivamente a través de su prestigio político y de su diario en los gobiernos que se sucedieron entre 1890 y 1906, el año de su muerte. Nada se hacía en las filas conservadoras sin consultar a "Don Bartolo", que se reservaba la última palabra.
En 1894, fue electo nuevamente senador nacional y participó activamente en los debates sin dejar de lado la escritura. Publicó por esos años su Estudio bibliográfico lingüístico de las obras del Padre Luis de Valdivieso sobre el araucano.
En 1901, al cumplir 80 años fue objeto de grandes homenajes y festejos. Pasó sus últimos años dedicado a la dirección de La Nación y a la traducción de La divina comedia de Dante Alighieri.
Falleció a los 84 años el 19 de enero de 1906. Una multitud acompañó sus restos hasta la Recoleta.

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