Biografía de Bartolomé Mitre Martínez: Nació en Buenos Aires, 26
de junio de 1821 fue un político, militar, historiador, escritor, periodista y estadista
argentino; gobernador de la
Provincia de Buenos Aires y Presidente de la Nación Argentina
entre 1862 y 1868.
Nació en la Ciudad de Buenos Aires, en
la actual esquina de Suipacha y Lavalle, el 26 de junio de 1821 y fue bautizado
en la Iglesia
de San Nicolás.
Hijo de Ambrosio Estanislao de la Concepción Mitre
y Josefa Martínez Whetherton, sus hermanos fueron Emilio y Federico.
Su padre descendía de Ventura
Demetrio Mitropoulos (apellido original de la familia) que fue un veneciano de
origen griego, que había llegado a Buenos Aires a fines del siglo XVII. Con
su familia se trasladaron cuando aún era niño a Carmen de Patagones. Su padre
se desempeñó como tesorero del fuerte hasta mediados de 1827 cuando tras
finalizar la Guerra
contra el Imperio del Brasil en esa zona decidieron volver a Buenos Aires.
En 1829 se alojó en la estancia
de Gervasio Rosas, hermano de Juan Manuel de Rosas y amigo de su padre; aunque
el objetivo de la familia era que se formara como hombre de campo, este se
interesaba más en los libros; al poco tiempo Gervasio Rosas lo devolvió a su
casa con estas palabras: "Dígale a Don Ambrosio que aquí le devuelvo a
este caballerito, que no sirve
ni servirá para nada, porque cuando encuentra una sombrilla se baja del caballo
y se pone a leer”.
En 1831 se trasladó con la
familia a Montevideo, donde en 1836 se inscribió en la Escuela Militar de
Montevideo. Allí estudió artillería alcanzando el grado de alférez en 1839.
También publicó sus primeros poemas y escritos periodísticos en varios diarios,
entre ellos El Iniciador, de Andrés
Lamas y Miguel Cané quienes se contaban entre los proscriptos por el régimen de
Rosas. Perteneció al Partido Colorado y en diciembre de dicho año participó en
la batalla de Cagancha en las filas de Fructuoso Rivera.
El 11 de enero de 1841 se casó en
la Catedral
Metropolitana de Montevideo con Delfina María Luisa de Vedia
y Pérez, con quien tendría dos hijas y cuatro hijos. La familia se trasladó a
la ciudad de Canelones, donde el padre fue nombrado Tesorero General por el
gobierno provisional de Uruguay.
El 6 de diciembre de 1842, ya
capitán, estuvo entre los derrotados de la revolución de Rivera en la batalla
de Arroyo Grande.
Participó del sitio grande de
Montevideo, oportunidad en la que conoció a Giuseppe Garibaldi, a quien admiró.
En 1846 un conflicto con Rivera
lo obligó a huir de Montevideo y se dirigió a Bolivia, donde fue contratado
para armar y organizar la artillería del ejército. Mitre se sumó al círculo
social y político del presidente José Ballivián y actuó en varias ocasiones
contra la oposición. Finalmente Ballivián fue derrotado y Mitre terminó
expulsado de Bolivia con un plazo de dos horas para salir del país.
En la segunda mitad de 1847 se
trasladó nuevamente a Bolivia pero en 1848 fue deportado por Manuel Isidoro
Belzú al Perú, donde fue nuevamente deportado ahora a Chile. Allí fue
corredactor de Juan Bautista Alberdi, director del periódico El Comercio de Valparaíso y publicó Manuel
Blanco Encalada y Thomas Cochrane.
A su labor en “El Comercio”,
Mitre agregó un nuevo trabajo como redactor del periódico de Domingo Faustino
Sarmiento “El Progreso”, desde donde pregonó la indivisibilidad territorial de
la soberanía americana, defendió el derecho de pensamiento de los extranjeros
(siempre que no atentasen contra la soberanía de los países que los acogían) y
la democracia en un sentido integral, y emprendió campañas para mejorar social
y económicamente al pueblo. Más tarde se convirtió en el nuevo dueño del
periódico y desde sus páginas participó del debate político en ese país. En
1851 apoyo la revuelta de los liberales contra el presidente electo Manuel
Montt, lo que le valió ser expulsado del país
Regresó después del derrocamiento
de Rosas, fue uno de los líderes de la oposición porteña contra el Acuerdo de
San Nicolás, que determinaba la forma en que se sancionaría la Constitución
argentina de 1853; fue expulsado por Justo José de Urquiza; de regreso a Buenos
Aires, lideró el alzamiento de la provincia de Buenos Aires contra el sistema federal
que la Constitución,
patrocinada por Urquiza, iba a imponer.
Tuvo un lugar destacado en la
defensa contra el sitio que impuso a la ciudad el ejército federal entre 1852 y
1853, ocasión en que fue herido en la frente: un proyectil impactó en la
escarapela de su quepis, que había sido cosida por su esposa Delfina,
amortiguando el golpe y salvándole la vida.
Ocupó los cargos de miembro de la Legislatura provincial
y ministro de Guerra, de Gobierno y de Relaciones Exteriores en el gobierno del
Estado de Buenos Aires.
En mayo de 1855 organizó una
campaña contra los indígenas, buscando las tolderías de los mismos más allá del
arroyo Tapalqué, en el sur de la provincia, al frente de una división de las
tres armas desde Azul, pero el ataque nocturno que había planeado terminó en un
combate diurno, en que los indígenas aprovecharon la táctica de retirada
fingida para obtener una victoria. El ejército de Mitre, sitiado por los
indígenas, debió huir de noche y a pie, abandonando la artillería y gran parte
de los caballos, y habiendo sufrido 17 muertes y 234 heridos.
En enero de 1856 Mitre y sus
hombres persiguieron a partidarios de Urquiza dentro del territorio santafesino
(cerca de la actual Villa Constitución) en un acto que fue considerado como una
invasión y que reactivó los conflictos del Estado de Buenos Aires con la Confederación.
En 1859, siendo Ministro de
Guerra, comandó el ejército provincial; la Legislatura le ordenó
invadir la provincia de Santa Fe, ocasión en que enfrentó al general Urquiza en
la batalla de Cepeda.
El ejército porteño operaba desde
San Nicolás de los Arroyos; contaba con 9000 hombres (de los cuales, 4700
infantes y 4000 jinetes) con 24 piezas de artillería, bajo el mando de Mitre,
ministro de guerra. Las fuerzas porteñas estaban muy disminuidas porque gran
parte de sus fuerzas debían proteger la frontera de su provincia de las
invasiones de los indígenas, algunos de los cuales (como Juan Calfucurá) eran
aliados de Urquiza y sus incursiones formaban parte de la estrategia de éste.
El ejército de la Confederación,
dirigido por Urquiza, inició la campaña hacia Buenos Aires desde Rosario;
estaba formado por 14 000 hombres (de los cuales 10 000 de caballería
y 3 000 de infantería) con 35 cañones y obuses; varias divisiones de
indígenas ranqueles figuraban como auxiliares.
El 23 de octubre se inició la Batalla de Cepeda: la
ventaja inicial favoreció a la infantería porteña, pero un hábil uso de la
caballería por parte de Urquiza le permitió tomar la ofensiva, e incluso tres
batallones porteños fueron destruidos. Una maniobra de flanco ordenada por
Mitre desorganizó toda la formación, y la noche detuvo la batalla cuando la victoria
de la Confederación
era ya evidente.
Los porteños tuvieron 100
muertos, 90 heridos y 2000 prisioneros, además de perder 21 cañones. Los nacionales
tuvieron 300 bajas fatales. En medio de la noche, Mitre comandó una ordenada
retirada hacia San Nicolás, adonde llegó pasado el mediodía siguiente con sólo
2000 hombres. Carlos D'Amico relata que (si bien jamás ganó una batalla) lo
cierto es que las retiradas de Mitre, heroicas algunas, como la de Cepeda,
salvaron muchas vidas. A continuación embarcó todo su ejército, y (tras un breve
combate) logró trasladarlo a Buenos Aires. Al llegar a la ciudad, arengó al
pueblo con una notoria falsedad: “Os devuelvo intactas las legiones que me
confiasteis”.
Mitre se puso al frente de la
defensa, pero el avance de Urquiza sobre Buenos Aires resultó imparable;
gracias a la mediación de Francisco Solano López, hijo del presidente del Paraguay,
se logró la renuncia del gobernador Valentín Alsina y la firma del Pacto de San
José de Flores, por el cual Buenos Aires se reincorporaba a la Confederación,
reservándose el derecho de proponer reformas a la Constitución. La reforma
constitucional de 1860 sancionó la forma en que la provincia se reincorporaría
a la Nación.
En 1860, Mitre fue elegido
gobernador de la provincia de Buenos Aires, con el encargo de terminar el
proceso de incorporación de la provincia en la Nación. Presionó
sobre el presidente Santiago Derqui y obtuvo una modificación de las cláusulas
del Pacto de San José de Flores, en junio de 1860, por el que Buenos Aires
conservaba el manejo de la
Aduana por un tiempo determinado, pero se comprometía a
entregar 1 500 000 pesos mensuales a la Confederación. Derqui
mantuvo relaciones muy cordiales con el gobernador porteño, e incluso incorporó
dos de los ministros de éste (incluido el de Hacienda, clave en las circunstancias
que atravesaba su gobierno) a su gabinete nacional. Incluso prometió a Mitre
permitir a Buenos Aires la elección de sus diputados nacionales de acuerdo a la
ley porteña, y no de acuerdo a la Constitución y la ley nacional. También otorgó a
Mitre el grado de general de la
Nación.
En 1861, el presidente Derqui
ordenó la intervención federal en la provincia de San Juan, debido al asesinato
del gobernador. La intervención terminó con la derrota militar de los
insurrectos y el fusilamiento del gobernador rebelde, Antonino Aberastain. El
gobierno y la prensa de Buenos Aires (que habían festejado la muerte del
gobernador legal derrocado) exigieron a Derqui el castigo del interventor
federal, Juan Saá, y la reposición de los liberales en el gobierno sanjuanino.
Mitre calificó el episodio como "el último estertor de la barbarie y la
violencia."
Las relaciones entre Buenos Aires
y el gobierno nacional se cortaron abruptamente, y los ministros porteños se
retiraron del gobierno. El gobierno porteño dejó de pagar las contribuciones (que
estaba cumpliendo con mucho retraso) a que se había comprometido, con lo cual
pensaba ahogar económicamente a la
Nación.
No obstante los diputados por la Provincia de Buenos
Aires, elegidos por circunscripciones uninominales, tal como disponía la ley
porteña, se presentaron a incorporarse al Congreso. Pero el 13 de abril, los
diputados porteños fueron rechazados por no haber sido elegidos según la ley
nacional. Inmediatamente se retiraron también los senadores electos, y Mitre
anunció que no realizaría nuevas elecciones.
Derqui se instaló en Córdoba,
donde organizó un ejército. Los dos bandos se prepararon para la guerra; Mitre
se puso al frente del ejército porteño: quería la guerra a toda costa, ya que
creía contar con fuerzas suficientes para triunfar; había incorporado a las
mismas un gran número de mercenarios, reclutados en Europa por Hilario Ascasubi;
y a la mayor parte de las fracciones de indígenas ranqueles.
Las fuerzas porteñas estaban
mejor armadas y más disciplinadas que las nacionales, y su inferioridad
numérica no parecía excesiva: 15 400 porteños contra 17 000
nacionales. El 22 de agosto de 1861 las relaciones entre Buenos Aires y la Confederación se
rompieron. El 17 de septiembre de 1861 Mitre, se preparaba y esperaba en la
estancia de la familia Rueda, en la Provincia de Santa Fe.
El 17 de septiembre tuvo lugar la
batalla de Pavón; la caballería nacional arrolló las dos alas de los porteños,
mientras la infantería porteña desplazaba a la nacional. Sin haber utilizado su
reserva (formada por las mejores fuerzas entrerrianas) Urquiza abandonó el
campo de batalla, y dos días después cruzó el río Paraná, regresando a Entre
Ríos.
Mitre se retiró hacia San
Nicolás, como dos años antes; sólo varios días después se convenció de su
triunfo, no debido al resultado bélico sino a la retirada de Urquiza. Mientras
tanto, Derqui trataba de reunir sus tropas en Rosario; cuando supo que no lo
lograría abandonó todo y huyó a Montevideo.
Pedernera asumió el gobierno,
mientras las fuerzas porteñas ocupaban Rosario y enviaban desde allí varias
divisiones hacia el interior. El general Venancio Flores destruyó al resto del
ejército federal en la Matanza
de Cañada de Gómez, y en los primeros días de diciembre entró en la ciudad de
Santa Fe. Por su parte, otra división porteña al mando de Wenceslao Paunero
avanzó hacia Córdoba, donde el coronel Marcos Paz se hizo nombrar gobernador.
En Corrientes, la noticia de la
victoria porteña de Pavón alentó a los liberales, que en noviembre se lanzaron
a la revolución con apoyo económico y armamento de Buenos Aires. Una breve
guerra civil terminó con la renuncia del desmoralizado gobernador autonomista.
Los porteños más exaltados
incitaron a Mitre a desconocer la Constitución Nacional
y dictar otra, que estableciera un régimen unitario. Pero el gobernador porteño
tenía un plan más realista, que llevó adelante exitosamente: declaró en plena
vigencia la Constitución
del 53, mientras enviaba al interior varias divisiones a deponer a los
federales más exaltados, cuyas legislaturas reasumirían la autoridad delegada
en el gobierno nacional y a continuación delegarían esta misma autoridad en el
gobernador porteño. Entre los primeros en desconocer al gobierno federal estuvo
el propio Urquiza, que también declaró que reincorporaba la ciudad de Paraná a
su provincia.
El 12 de diciembre, cuando hacía
ya varios días que la mayor parte de los legisladores habían abandonado Paraná,
Pedernera declaró en receso el gobierno nacional.
El 12 de octubre de 1862,
comienza con su presidencia una etapa decisiva en la construcción de la Nación Argentina.
Militar, caudillo urbano, austero e ilustrado, poeta, orador, periodista y
liberal convencido. Apodado "don Bartolo" acostumbra volver caminando
por la calle Florida desde la
Casa de Gobierno a su casa. Mitre debe consolidar el Estado
Argentino y definir su inserción en el mundo en el momento en que los ingleses
dominan África y la
India. México proclama emperador a Maximiliano I de Habsburgo
y la guerra civil en Estados Unidos permite la intervención europea en América.
Es el primer gobierno argentino
que ejerce su autoridad sobre las catorce provincias. Intenta solucionar el
grave problema de la Capital
definitiva de la República,
cuyos antecedentes vienen de Rivadavia. En la Legislatura por
cuestiones de intereses las opiniones se dividen, de un lado los nacionalistas
mitristas y del otro los autonomistas, cuyo jefe es Adolfo Alsina. La provincia
se niega a ceder la Capital
pero accede a un compromiso según el cual las autoridades nacionales pueden
residir en Buenos Aires por cinco años renovables y que se mantendría vigente
hasta 1880. Mitre quiere consolidar el Estado Argentino para aprovechar el
crecimiento tecnológico de Europa y vencer la tenaz resistencia del interior a
la hegemonía de la
Capital. Este hecho produce durante su gobierno un centenar
de rebeliones encabezadas por caudillos provinciales. La premisa
"civilización o barbarie" enciende la chispa de la guerra civil en el
norte y oeste del territorio y, a causa de las revueltas, intervienen Córdoba,
Catamarca, La Rioja,
Mendoza, Santa Fe y Corrientes. En 1865, arriban los pioneros galeses al Chubut
preservando sus tradiciones.
Se le da prioridad a las
comunicaciones, como servicio de postas y telégrafo conectando Buenos
Aires con Rosario y Montevideo, y al tendido de ferrocarriles; aparece el
tranvía a caballo que favorece el crecimiento de distintos barrios porteños y
pueblos suburbanos. Organiza la Corte Suprema de Justicia con cinco miembros y la Justicia Federal
en las provincias. Nacionaliza el Código de Comercio de Buenos Aires,
encarga a Dalmacio Vélez Sársfield la redacción del Código Civil. Se reforma la Constitución en 1866.
En las relaciones exteriores, España reconoce formalmente la independencia
argentina. Mitre recibe las finanzas con un gran déficit y estructura
nuevamente el Banco de la
Provincia para poder controlar la emisión monetaria y
nacionalizar la Aduana.
Los estancieros más progresistas forman la Sociedad Rural
Argentina. Llegan al país doscientos mil inmigrantes europeos. Educar y
argentinizar a sus hijos es para los liberales de 1860 indelegable. Se asignan
subsidios a las provincias para escuelas secundarias y son creados: el Consejo
de Instrucción Pública y el Colegio Nacional de Buenos Aires.
La guerra de la Triple Alianza, que
concluye con la derrota del Paraguay, se inicia mucho antes entre España y
Portugal por la disputa de territorios que deja al Paraguay sin fronteras
definidas. Este conflicto es heredado por las naciones participantes de la
guerra: Argentina, Brasil y Uruguay. Mitre va al frente de las tropas y en 1865
debe delegar sus funciones en su vicepresidente Marcos Paz. En 1868 y ante
el fallecimiento de éste, se produce un vacío legal durante dieciséis
días, en los cuales los ministros asumen las resoluciones indispensables para
la administración del país. Por tal motivo a su regreso se sanciona la ley de
Acefalía. Mitre desgastado por la guerra, carece de fuerza política para
imponer sucesor, aunque sostiene la de su canciller Rufino de Elizalde.
Finalmente se dispone la candidatura de Domingo Faustino Sarmiento.
En 1868, culminó su período
presidencial y se declaró prescindente en cuanto a apoyar a un candidato a
sucesor, dejándole de esta manera el campo libre a Domingo Faustino Sarmiento,
quien asumirá ese año la primera magistratura. Mitre, por su parte, fue electo
senador por Buenos Aires. En 1869 compró el diario La Nación Argentina,
fundado por Juan María Gutiérrez en 1862, y lo convirtió en La Nación, cuyo primer número
salió a la calle el 4 de enero de 1870, mientras se libraban los últimos
combates de la Guerra
del Paraguay, con una tirada de mil ejemplares.
En 1871, como muchos porteños,
cayó enfermo de fiebre amarilla. Tras su recuperación el presidente Sarmiento
le encomendó una misión diplomática en Brasil para terminar de definir los
límites modificados tras la
Guerra del Paraguay.
En 1874, se presentó nuevamente
como candidato a la presidencia. Ante el triunfo del tucumano Nicolás
Avellaneda, denunció fraude y se sublevó contra las autoridades electas pero
fue derrotado por las tropas leales, dirigidas por el coronel Julio A. Roca.
Fue detenido y trasladado al Cabildo de Luján. Durante sus cuatro meses de
prisión escribió el prólogo para su Historia de San Martín y de la independencia
sudamericana.
Tras dedicarse a sus
investigaciones y a la labor periodística, en 1890, volvió a la acción. La
desastrosa administración de Juárez Celman, con su estela de negociados y
corrupción, fomentó la unión de la oposición en un gran frente conocido como la Unión Cívica, bajo la
conducción de Bartolomé Mitre y Leandro N. Alem.
El 26 de julio de 1890, la Unión Cívica decidió
pasar a la acción. Estalló la "Revolución del Parque". Mitre decidió
ausentarse del país, dejándole todo el peso de la conducción del movimiento a
Alem, quien, a pesar de contar con cierto a poyo militar, fue derrotado.
Este hecho y las negociaciones
posteriores concretadas por Roca y Mitre, que desembocaron en la renuncia de
Juárez Celman y la asunción de Carlos Pellegrini, fueron vistas por Alem como
una traición a los postulados de la Revolución del ’90. Esto condujo a la ruptura de la Unión Cívica en dos
nuevos partidos: la Unión
Cívica Nacional, encabezada por Mitre, y la Unión Cívica Radical,
encabezada por Alem.
Mitre influyó decisivamente a
través de su prestigio político y de su diario en los gobiernos que se
sucedieron entre 1890 y 1906, el año de su muerte. Nada se hacía en las filas
conservadoras sin consultar a "Don Bartolo", que se reservaba la
última palabra.
En 1894, fue electo nuevamente
senador nacional y participó activamente en los debates sin dejar de lado la
escritura. Publicó por esos años su Estudio bibliográfico lingüístico de las obras del
Padre Luis de Valdivieso sobre el araucano.
En 1901, al cumplir 80 años fue
objeto de grandes homenajes y festejos. Pasó sus últimos años dedicado a la
dirección de La Nación
y a la traducción de La divina comedia de Dante Alighieri.
Falleció a los 84 años el 19 de enero de 1906. Una multitud acompañó sus
restos hasta la Recoleta.
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