26 de octubre
2015 cerca de Buenos Aires.
Subía mi bici
inglesa al furgón del San Martin, y viajaba colada hasta José C. Paz para ir a
dar clases. Los lunes eran tremendos. Dejamos de saludar a la bandera en la
entrada porque los pibes se nos desmayaban, habían pasado todo el fin de semana
sin morfar. La única comida que ingerían, era la del comedor de la escuela.
Alquilaba. La dueña del departamento no quería aceptarme los Patacones como parte de pago del alquiler. Los tuvo que aceptar.
Alquilaba. La dueña del departamento no quería aceptarme los Patacones como parte de pago del alquiler. Los tuvo que aceptar.
Cuando iba a trabajar a esa escuela en Tortuguitas,
tomaba el 176 que iba para Pilar/Escobar. El bondi iba vacío. Solo maestras. Más
de una vez el chofer nos decía que pasemos sin cobrarnos boleto. Y después del
2005, ese bondi se lleno de hombres que iban con sus bolsos a las fabricas... y
ya no viaje más, me compre un auto.
Tengo muy grabado en la memoria corporal cada instante
vivido en la escuela durante el neoliberalismo.
Cuando recién comencé a trabajar, siempre me pasaba que
la portera me interrumpía la clase para darle la merienda a los pibes. Un vaso
de mate cocido con una rodaja de pan, que no siempre alcanzaba para todos. Un
día, estaban tan concentrados en la clase, que cuando la portera abrió la
puerta se me ocurrió decirle que venga más tarde, que en ese momento estábamos
ocupados. Los pibes se me pararon de manos. "yo tengo hambre" me
grito uno, mirándome a los ojos. No sabía cómo disculparme.
A LOS 90 NO VOLVEMOS!
Ana Teplitzky