María Madre de Misericordia
nos haga sentir el amor de Dios, rezó el Papa
¡‘Tanto
amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único’! (Jn 3,16)
En sus palabras
antes del rezo mariano dominical, el Papa Francisco hizo
hincapié en el Evangelio del IV Domingo de Cuaresma. «Escuchando esta palabra,
dirigimos la mirada de nuestro corazón a Jesús Crucificado y sentimos dentro de
nosotros que ¡Dios nos ama, nos ama de verdad, y nos ama tanto! He aquí la
expresión más sencilla que resume todo el Evangelio, toda la fe, toda la
teología: Dios nos ama con amor gratuito y sin límites».
No
olvidemos nunca: «Dios es rico en Misericordia»
Recibido con gran
alegría y aplausos por miles de peregrinos, que a pesar de una lluvia
intermitente acudieron a la plaza de San Pedro para rezar con el Papa y recibir
su bendición, el Obispo de Roma recordó con la Plegaria Eucarística, que «si en
la creación, el Padre nos ha dado la prueba de su inmenso amor donándonos la
vida, en la pasión de su Hijo nos ha dado la prueba de las pruebas: ha venido a
sufrir y a morir por nosotros».
¡Que
María, Madre de Misericordia, nos ponga en el corazón la certeza de que somos
amados por Dios. Que esté cerca de nosotros en los momentos de
dificultad y nos done los sentimientos de su Hijo, para que nuestro itinerario
cuaresmal sea experiencia de perdón, de acogida y de caridad!
Texto completo
de las Palabras del Papa
«Queridos hermanos
y hermanas ¡buenos días!
El Evangelio de
hoy nos vuelve a proponer las palabras que Jesús dirigió a Nicodemo: ‘Tanto amó
Dios al mundo que entregó a su Hijo único’ (Jn 3,16). Escuchando esta palabra,
dirigimos la mirada de nuestro corazón a Jesús Crucificado y sentimos dentro de
nosotros que ¡Dios nos ama, nos ama de verdad, y nos ama tanto! He aquí la
expresión más sencilla que resume todo el Evangelio, toda la fe, toda la
teología: Dios nos ama con amor gratuito y sin límites. ¡Pero así nos ama Dios!
Este amor Dios
lo demuestra ante todo en la creación, como proclama la liturgia, en
la Plegaria eucarística IV «Has dado origen al universo para difundir tu amor
sobre todas tus criaturas y alegrarlas con los esplendores de tu luz». En el
origen del mundo está sólo el amor libre y gratuito del Padre. San Ireneo, un
santo de los primeros siglos, escribe: Dios no creó a Adán porque tenía
necesidad del hombre, sino para tener alguien a quien donar sus beneficios’ (Adversus
haerenses, IV, 14,1) ¡Es así, el amor de Dios es así!
Así prosigue la
Plegaria eucarística IV: ‘Y cuando por desobediencia perdió tu amistad, no lo
abandonaste al poder de la muerte, sino que, compadecido, tendiste la mano a
todos, para que te encuentre el que te busca’. ¡Y ha venido con su
misericordia! Como en la creación, también en las etapas sucesivas de la
historia de la salvación resalta la gratuidad del amor de Dios: El Señor elige
a su pueblo no porque se lo merezca – y le dice así: ‘Yo te he elegido
precisamente porque eres el más pequeño entre todos los pueblos. Y cuando vino
‘la plenitud del tiempo’ a pesar de que los hombres hubieran quebrantado tantas
veces la alianza, Dios, en lugar de abandonarlos, estrechó con ellos un vínculo
nuevo, en la sangre de Jesús – el vínculo de la nueva y eterna alianza – un
vínculo que nada podrá quebrar nunca.
San Pablo nos
recuerda: ‘Dios, rico en misericordia, - no lo olviden nunca: es rico en
misericordia - por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por
los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo’ (Ef 2,4). La Cruz de Cristo es la
prueba suprema del amor de Dios por nosotros: Jesús nos ha amado ‘hasta el fin’
(Jn 13,1), es decir no sólo hasta el último instante de su vida terrenal, sino
hasta el extremo límite del amor. Si en la creación, el Padre nos ha dado la
prueba de su inmenso amor donándonos la vida, en la pasión y muerte de su
Hijo nos ha dado la prueba de las pruebas: ha venido a sufrir y a morir por
nosotros. ¡Y ello por amor: tan grande es la misericordia de Dios! Porque nos
ama, nos perdona. Con su misericordia Dios perdona todos y Dios perdona
siempre.
¡Que María, que
es Madre de Misericordia, nos ponga en el corazón la certeza de que somos
amados por Dios. Que esté cerca de nosotros en los momentos de dificultad y nos
done los sentimientos de su Hijo, para que nuestro itinerario cuaresmal sea
experiencia de perdón, de acogida y de caridad!
Fuente: Radio Vaticana
http://www.news.va/es/news/maria-madre-de-misericordia-nos-haga-sentir-el-amo