Hechos de nuestra historia que no se deben repetir jamas. Hace 59 años, el 16 de septiembre de
1955, la autodenominada "revolución libertadora" terminó con el
gobierno democrático encabezado por Juan Domingo Perón, repitiendo el nefasto
antecedente iniciado en 1930 con la interrupción autoritaria al gobierno
democrático de Hipólito Yrigoyen.
Ya el 16 de junio de
1955 se produjo un “aviso” de lo que podía llegar a suceder en el país cuando
la Plaza de Mayo fue bombardeada por un grupo de militares y opositores con el
propósito de destronar a Perón. Este nefasto hecho terminó con la muerte de más
de 300 civiles y alrededor de mil heridos. Como se sabe, ese día no lograron
derrocar al presidente. Sí lo iban a conseguir tres meses después, cuando, bajo
la denominación de Revolución Libertadora, Argentina sufría el tercer golpe de
estado del siglo veinte. Y todo iba a cambiar. La palabra peronismo fue
prohibida, la falta de trabajo comenzó a hacerse costumbre, empresas y la
industria nacional eran desprotegidas. Empezaba otro ciclo. El apoyo de la
iglesia para con los golpistas fue clave para llevar a cabo aquel acto, ya que
la cúpula eclesiástica mantuvo notorias diferencias con Perón durante sus años
de primer mandatario. Un claro ejemplo de estas diferencias se notó cuando,
horas posteriores a lo sucedido en junio, se quemaron varias iglesias a lo
largo del país. El odio y los intereses en juego pudieron más que cualquier
otra cosa durante aquellos tiempos. Nada nunca volvió a ser igual.