No hace más
de unos días, algunos amigos y conocidos no interpretaban que era el “golpe
blando”, pues es un motivo para desarrollarlo en forma escueta:
El
llamado “golpe blando” o “golpe suave” es una estrategia de
“acción no violenta” ideada por el politólogo y escritor estadounidense Gene
Sharp, a finales del siglo pasado, y ampliamente utiliza en el mundo durante la
última década.
Sharp indicó
que "la naturaleza de la guerra en el siglo XXI ha cambiado (...) Nosotros
combatimos con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas".
En ese
sentido, Sharp expone que “en los Gobiernos, si el sujeto no obedece los líderes
no tienen poder. Estas son las armas que en la actualidad se usan para derrocar
Gobiernos sin tener que recurrir a las armas convencionales”.
Para el
norteamericano, actualmente la guerra “cuerpo a cuerpo” no es eficaz y, además,
implica enormes costos económicos y de movilización. Ejemplo de ello son las
costosas operaciones militares de Estados Unidos en países como Iraq y
Afganistán que se han extendido por más de una década.
Por ello,
Sharp apuesta por una serie de medidas que van desde el debilitamiento
gubernamental hasta la fractura institucional, “como sería el caso de lo que
está ocurriendo en Venezuela”, de acuerdo con el presidente ecuatoriano Rafael
Correa, entre otros expertos.
El autor
del polémico ensayo titulado “De la dictadura a la democracia”, que describe
198 métodos para derrocar Gobiernos mediante “golpes suaves”, considera que la
estrategia se puede ejecutar en cinco pasos recopilados por la agencia Russia
Today:
La
primera etapa: es
promover acciones no violentas para generar y promocionar un clima de malestar
en la sociedad, destacando entre ellas denuncias de corrupción, promoción de
intrigas o divulgación de falsos rumores.
La
segunda etapa:
consiste en desarrollar intensas campañas en “defensa de la libertad de prensa
y de los derechos humanos”, acompañadas de acusaciones de totalitarismo contra
el Gobierno en el poder.
La
tercera etapa: se centra
en la lucha activa por reivindicaciones políticas y sociales y en la
manipulación del colectivo para que emprenda manifestaciones y protestas
violentas, amenazando las instituciones.
La cuarta
etapa: pasa
por ejecutar operaciones de guerra psicológica y desestabilización del
Gobierno, creando un clima de "ingobernabilidad".
La quinta etapa:
tiene por objeto forzar la renuncia del Presidente de turno, mediante revueltas
callejeras para controlar las instituciones, mientras se mantiene la presión en
la calle. Paralelamente, se prepara el terreno para una intervención militar,
mientras se desarrolla una guerra civil prolongada y se logra el aislamiento
internacional del país.
Cuadro de ejemplo en Venezuela.