Entre memoria y esperanza.
Así debe ser nuestra oración, dijo el Papa en su homilía
La
contemplación cotidiana del Evangelio nos ayuda a tener la verdadera
esperanza. Es cuanto subrayó el Papa Francisco en su homilía
de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de
Santa Marta, la primera del mes de febrero.
El Pontífice
exhortó nuevamente a los fieles a leer el Evangelio
cada día, al menos durante diez minutos, para dialogar con el Señor,
en lugar de perder tiempo mirando una telenovela o escuchando los chismes del
vecino.
¿Cuál es el
centro de la esperanza?, se preguntó Francisco.
Tener “fija la mirada sobre Jesús”, fue su respuesta. El Santo Padre desarrolló
su homilía a partir del pasaje de la Carta a los Hebreos que se detiene
precisamente sobre la esperanza.
Y subrayó que
sin escuchar al Señor tal vez podamos igualmente “tener optimismo y ser
positivos”, pero la esperanza “se aprende mirando a Jesús”.
Refiriéndose a
la oración “de contemplación”, el Pontífice observó que “es bueno rezar
el Rosario todos los días”, hablar “con el Señor, cuando tengo una
dificultad, o con la Virgen o con los Santos...”.
Pero – añadió – es importante realizar la “oración de contemplación” y
ésta sólo se puede hacer “con el Evangelio en la mano”:
“¿Cómo realizo
la contemplación con el Evangelio de hoy? Veo que Jesús estaba en medio de la
muchedumbre, que en torno a él había mucha gente. Cinco veces dice este pasaje
la palabra ‘muchedumbre’. Pero yo puedo pensar: ¿Jesús, no descansaba?… Siempre
con la muchedumbre. Pero la mayor parte de la vida de Jesús la ha pasado en la
calle, con la muchedumbre. ¿Pero no descansaba?; Sí, una vez: dice el
Evangelio, que dormía en la barca. Pero llegó la tempestad y los discípulos lo
despertaron. Jesús estaba continuamente entre la gente. Y se mira a Jesús así,
contemplo a Jesús así, me imagino a Jesús así. Y le digo a Jesús lo que me
viene a la mente”.
El Papa también
dijo comentando el Evangelio del día que Jesús se da cuenta de que había una
mujer enferma en medio de aquella muchedumbre que lo toca. Jesús – explicó
Francisco – “no sólo entiende a la muchedumbre, siente a la muchedumbre”,
“siente el latido del corazón de cada uno de nosotros, de cada uno.
¡Siempre se
ocupa de todos y de cada uno!” Lo mismo sucede – añadió – cuando el
jefe de la sinagoga va “a contarle de su hijita enferma gravemente: y Él deja
todo y se ocupa de esto”.
El Santo Padre
continuó imaginando cuanto sucedió en aquellos momentos: Jesús llega a esa
casa, las mujeres lloran porque la niña ha muerto, pero el Señor les dice que
estén tranquilas y la gente se burla de él. Aquí – dijo el Papa – se ve “la
paciencia de Jesús”. Y después de la resurrección de la niña, en lugar de
decirles “¡Fuerza Dios!”, les dice: “Por favor denle de comer”. “Jesús –
notó el Pontífice – tiene siempre pequeños detalles”.
“Lo que yo he
hecho con este Evangelio – dijo también Francisco – es precisamente la oración
de contemplación: tomar el Evangelio, leer e imaginarme en la escena,
imaginarme qué cosa sucede y hablar con Jesús, como me viene del corazón.
“Y con esto
nosotros hacemos crecer la esperanza, porque tenemos fija la mirada sobre
Jesús. Hagan esta oración de contemplación. ‘¡Pero tengo tanto que hacer!’;
‘pero en tu casa, 15 minutos, toma el Evangelio, un pasaje pequeño, imagina qué
cosa ha sucedido y habla con Jesús de aquello. Así tu mirada estará fija sobre
Jesús, y no tanto sobre la telenovela, por ejemplo; tu oído estará fijo sobre
las palabras de Jesús, y no tanto sobre las charlas del vecino, de la vecina…”.
“Y así –
reafirmó el Papa – la oración de contemplación nos ayuda en la esperanza. Vivir
de la sustancia del Evangelio. ¡Rezar siempre!”.
Francisco invitó
a “rezar las oraciones, a rezar el Rosario, a hablar con el Señor, pero también
a hacer esta oración de contemplación para tener nuestra mirada fija sobre
Jesús”. De esta oración – añadió – “viene la esperanza”. Y así “nuestra
vida cristiana se mueve en ese marco, entre memoria y esperanza”:
“Memoria de todo
el camino pasado, memoria de tantas gracias recibidas por el Señor; y
esperanza, mirando al Señor, que es el único que puede darme la esperanza. Y
para mirar al Señor, para conocer al Señor tomemos el Evangelio y hagamos esta
oración de contemplación. Hoy, por ejemplo, aparten diez minutos, no más de
quince, lean el Evangelio, imaginen y digan algo a Jesús. Y nada más. Y así su
conocimiento de Jesús será más grande y su esperanza crecerá. No se olviden,
teniendo fija la mirada sobre Jesús. Y para esto la oración de contemplación”.
Fuente:
Radio Vaticana 03-02-2015
http://www.news.va/es/news/entre-memoria-y-esperanza-asi-debe-ser-nuestra-ora