CLUB SOCIAL SAN JUSTO
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sábado, 13 de diciembre de 2014

EL SER HUMANO Y TIEMPO

Apreciaciones filosóficas por César Guerreiro Murta
El tiempo sólo existe en la mente de quien vive.  Nuestra existencia personal, transcurre en un espacio vital entre el nacimiento y la muerte, al que designamos con el nombre de: tiempo.
 El tiempo deja de existir para quien muere. Los muertos no necesitan del TIEMPO.  Su espacio temporal,   desaparece cuando la existencia no necesita ser medida, expresada, en sus múltiples formas de existir.
 El tiempo, ha sido una creación del ser humano, para registrar su paso por la Tierra, nuestro planeta, y, su existencia, ser medida y relatada, a través de la palabra, que es  el lenguaje humano.
Antes que los humanos pudieran escribir y registrar lo que hacían, no tenemos referencias temporales. Nada sabemos con certeza, como vivieron  miles  de años antes de que apareciera la escritura, forma humana de registrar sus hechos.
Para aquellos antepasados nuestros, el tiempo “existió”,  mientras vivieron.  Ellos tuvieron con seguridad una noción de que su existencia tenía una duración, y que esa duración, terminaba con la muerte, y ese espacio entre su nacimiento y su muerte, necesitaba ser explicado con un concepto, al que llamaron “tiempo”, dentro del cual, cada individuo, realizaba  sus propios hechos vitales.
Pero el universo, no tiene un nacimiento medible por los seres humanos. El universo existe con una continuidad que no es medible, es decir en términos de “tiempo”, según el concepto humano.
Los humanos somos criaturas dentro del universo y, el universo, no nos ha dado conocimientos y poderes para modificarlo.
Las leyes que rigen el funcionamiento del universo, han sido creadas por la propia fuerza universal. Fuerza, que no es controlable por los seres humanos. A esta fuerza universal, se la ha explicado con la palabra-  concepto: “Dios”.  Dios para los humanos, representa la fuerza superior que todo lo gobierna, por encima de sus decisiones.
Las mínimas alteraciones, que los humanos han  producido en el universo, son insignificantes, y el propio universo, no las registra, porque no necesita registrarlas.  Es un ente universal, que se ha auto creado a sí mismo.
Con la creación del espacio “tiempo”, y a partir de la escritura, los humanos, comenzaron a desarrollar una ciencia no exacta, a la que se ha llamado “Historia”,  y, a través de la cual, se han  registrado los hechos más significativos de la actividad  humana, situada en los diversos escenarios que ofrece la Tierra.
La Historia, necesita del espacio temporal, para indicar en que fecha, los hechos que ella registra, sucedieron.  Ese espacio temporal, se ha fijado con un antes y un después, del nacimiento de Jesús Cristo, para una gran parte de la humanidad; sin que esto, implique, que otros grupos humanos anteriores a Cristo, hayan establecido otros límites temporales, para contar su historia.
Es decir, que, han sido los humanos los que, crearon el “espacio tiempo” a su manera, para poder referirse a las épocas en que sucedieron sus acciones y también a los fenómenos universales de los cuales tuvieron conocimiento.
Solamente las acciones “más importantes”, según el criterio prevaleciente en cada época, han quedado registradas en la Historia Humana.
La inmensa mayoría de las acciones de la vida diaria humana, han pasado desapercibidas, dado que no hay registro para las cosas consideradas naturales, salvo algunos momentos, tomados circunstancialmente.
 Este análisis respecto al tiempo como espacio, es considerado por cada ser humano, a partir del momento en que toma conocimiento pleno de su existencia,  y tiene un valor personal único que, desaparece cuando cada persona muere.   Con la muerte, muere el tiempo, para cada persona.
Este hecho natural o fortuito de la desaparición de los seres humanos, debido a la muerte, nos invita a reflexionar qué debemos hacer en el período de existencia personal, que Dios nos ha concedido.
La pregunta, implica una gran incógnita  en sí misma.
Dios, representante, diríamos del poder universal,  ha dado la posibilidad de nacer, vivir y morir a infinidad de seres humanos, en una continuidad sin límites.
Los seres humanos para vivir en el ámbito que les fue “asignado”, recibieron de Dios, la inteligencia para compartir entre sí, la vida. Ello, implicó un largo camino para la convivencia, al que llamamos conocimiento social.
Cada ser humano, no puede elegir a sus padres, ni el lugar donde nacer.
Este hecho no puede ser modificado por nadie.  Por ello, la nueva vida  de cada persona, dependerá de sus padres, familiares y el entorno social en que le toque nacer.  Este hecho, también, marcará su futuro y destino, dentro del medio social al que le toque pertenecer.
No podrá tener  un libre albedrío, estará condicionado. Tendrá  que adaptarse al mundo dentro del cual crecerá, y que se ha dictado sus propias reglas.
¿Qué hacer con su existencia, con sus deseos y apetencias personales?... La elección será siempre muy poco previsible, lo que implicará  un desafío existencial, respecto a la certidumbre o incertidumbre de lo que realmente desee y pueda hacer.
Entre tanto, su espacio existencial estará marcado por el reloj del tiempo… Su tiempo…
Su tiempo de niño, su tiempo de joven, su tiempo de adulto, su tiempo de vejez.  Cada etapa, consumirá un tiempo de su existencia, las primeras etapas, no serán muy valoradas por sí mismo. Pero llegará un momento en que se preguntará: ¿Qué hacer con su existencia?... ¿Cómo vivirla?... ¿Cómo concluirla?...
Cada ser humano a su manera, con la  elección que haya hecho, vivirá  la existencia midiendo los logros que se propuso.  Verá en sus semejantes muchos ejemplos para imitar, o para no elegir.
Cada experiencia le aportará sabiduría, para recorrer su camino. Elegirá bien o mal sus objetivos, y se dará cuenta que cada cosa elegida para hacer, estará regulada por el tiempo, su tiempo.
El tiempo del hombre, como ser inteligente de la Tierra, es un espacio que sólo existe para el mismo, que lo creó  para medir los días de su  existencia y de sus semejantes, entre el nacimiento y la muerte.
Buenos Aires, 10/12/2014