CLUB SOCIAL SAN JUSTO
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miércoles, 21 de enero de 2015

Nota periodística de actualidad

Las notas periodísticas están por todos lados, pero siempre hay alguna que llama la atención, de los sucesos actuales:
Nisman: la conspiración
La errática política exterior del kirchnerismo volvió a impactar de forma negativa en la política interna. El fiscal federal a cargo de la investigación del caso AMIA, Alberto Nisman, apareció muerto en su departamento en la víspera de su comparecencia ante una comisión del Congreso en la que, se anticipaba, daría a conocer la información que justificaba sus acusaciones de la semana pasada contra la presidente Cristina Kirchner y el canciller Héctor Timerman.
De inmediato, una jauría se lanzó a utilizar política y mediáticamente la trágica muerte del funcionario judicial, que llegó a su puesto por designación del entonces presidente Néstor Kirchner.
Nisman encaró un "raid" mediático para sostener que existía una "confabulación criminal" para "desvincular en forma definitiva" a Irán del atentado a la mutual judía y por esto pidió la indagatoria de la Presidenta. También involucró a Luis D'Elía, al neocamporista diputado Andrés Larroque y al dirigente Fernando Esteche, de Quebracho.
Hace años que la causa AMIA no registraba ningún movimiento, pero la decisión de Cristina Kirchner de firmar un memorándum de entendimiento con Teherán, con el declarado fin de conseguir las declaraciones de los iraníes imputados, revolvió el “status quo” de un caso que todavía sigue vivo en los tribunales argentinos y que, después de veinte años de impunidad, provocó la caída de un juez federal y de dos fiscales.
Nada de lo ocurrido hasta aquí en esta investigación, atravesada por los encubrimientos y las pistas falsas, puede entenderse si no se tiene en cuenta la participación en ella de Nisman y de Jaime Stiusso, el agente de la ex SIDE caído en desgracia hace pocas semanas, ambos alineados con la inteligencia israelí.
Cuando la Presidenta creyó que seguir a pie juntillas la tesis que impulsaban Israel y Estados Unidos, que afirmaba que la mano detrás del atentado era iraní, no le había garantizado un mejor tratamiento de Washington en, por ejemplo, el caso de los “fondos buitre”, como en otras circunstancias –y con igual superficialidad– decidió dar un vuelco a su política exterior. A Timerman, su instrumento, le valió el enojo eterno de Tel Aviv y de la dirigencia comunitaria judía de la Argentina, también absolutamente alineada en las últimas dos décadas con las políticas exteriores y de seguridad de ese país.
La mandataria argentina tomó aquella decisión antes de que su colega estadounidense Barack Obama virara también su esquema de alianzas circunstanciales en Oriente Medio hasta el punto de alterar el tono de las relaciones de Washington con Tel Aviv, según puede seguirse en la prensa internacional de los últimos dos años. Y en la última asamblea de la ONU le recriminó al jefe de la Casa Blanca su volubilidad, la que permitió que cesara la hostilidad de Occidente hacia el plan nuclear iraní dado que el peligro mayor en ese tablero era el surgimiento del Estado Islámico (ISIS), un grupo más radical que las distintas facciones de Al Qaeda, que encima ahora ocupa una porción importante de territorio en Irak y Siria.
Nisman pensaba entregarle a los legisladores las grabaciones a conversaciones de funcionarios iraníes que hace dos años estaban en su poder, que databan de hace ocho años y que, según él, incriminaban a la Presidente y a su canciller. Se presume que se trata de pruebas que el propio juez de la causa ya debía conocer. El apuro por presentar la denuncia contra Cristina hizo que el fiscal acortara sus vacaciones estivales. En diálogo con radio La Red, el jueves pasado, transparentó su preocupación: "En el cargo de la unidad AMIA estoy a tiro de decreto. Si quisiera, la procuradora podría sacarme", dijo en alusión a Alejandra Gils Carbó, su jefa a los efectos administrativos.
Es imposible, sin conocer detalles sobre sus últimos tiempos con vida, aventurar las razones que llevan a una persona al suicidio. La diputada Patricia Bullrich habló con el fiscal el sábado en tres ocasiones, y en las tres Nisman le reclamó que la audiencia fuera reservada. “No quería un show mediático”, apuntó la diputada del PRO, como si de esa reunión no pudiera filtrarse el contenido, para luego ser usado política y mediáticamente.
Dos teorías rodean las razones del suicidio: 1. El apriete, que tiene dos variantes; una se vincula con la interna de la ex SIDE y señala que agentes al servicio del oficialismo, después de la purga de Stiusso y sus colaboradores, estarían detrás de una extorsión al fiscal que habría derivado en esta tragedia; la otra es el “apriete moral”. La serie de reveses judiciales de la última semana, tras su denuncia, ponían al fiscal fallecido en un brete: estaba y se sentía solo. Por su urgencia, puenteó al juez de la causa, Rodolfo Canicoba Corral; por la falta de precisión la jueza María Servini de Cubría y la Cámara Federal le dieron la espalda y no habilitaron la feria. Y el ex titular de Interpol negó que hubieran levantado las alertas rojas contra los involucrados iraníes. 2. El bochorno: Nisman dio un manotazo de ahogado cuando vio que tenía los días contados como fiscal del caso y apuntó entonces a la cima del poder. Si la misma denuncia la hubieran hecho Lilita Carrió o Sergio Massa, estaría en contexto en un año electoral y de cambio de ciclo, pero la hizo un fiscal de la Nación en funciones. Y sin pruebas jurídicas concluyentes, hasta donde se sabe. A lo sumo Cristina podría ser condenada políticamente por su decisión de firmar el acuerdo con Irán, pero es un extremo que estuviera aliándose con el terrorismo internacional como pretenden portavoces de Israel, que arrastraron con esa postura ultra al propio Nisman.
En la última década, tanto o más que en las anteriores desde el regreso de la democracia, la Justicia federal y la Secretaría de Inteligencia fueron usadas a destajo por la política local. El caso AMIA es un ejemplo descarnado pero no es el único. El kirchnerismo es absolutamente responsable. Habrá que ver si pagará por eso. Las consecuencias institucionales las enfrentará la sociedad en su conjunto.
Julio Villalonga
Director de gaceta
Fuente: Gaceta Mercantil (20-01-2015)