Biografía
de Estanislao del Campo:
Escritor argentino, que perteneció a la generación del 80 y llevó a su
culminación el juego dialogado de los poetas gauchos. Nació en la capital el 7
de febrero de 1834, hijo de padre porteño, don Estanislao del Campo, y madre
tucumana, doña Gregoria Luna. Se educó aquí mismo en la Academia Porteña
Federal empleándose luego como dependiente de tienda según era costumbre entre
los jóvenes de buena familia de esos tiempos.
Inició su carrera literaria con versos
gauchescos que aparecieron bajo el seudónimo de Anastasio el Pollo y es a raíz
de esa actividad que se vincula con Ascasubi.
Entre sus obras son de destacar: Los
debates de Mitre y Carta de Anastasio el Pollo, ambas de 1857; esta última es
una anticipación de Fausto (1866). En Fausto, un paisano, Anastasio el Pollo,
que por casualidad, asiste a una función en el Teatro Colón de Buenos Aires, en
donde se representaba la ópera "Fausto" de Gounod.
El hombre conversa largamente con Don
Laguna, un gaucho amigo al que se encuentra en la soledad del campo bonaerense,
y le relata lo visto en el teatro. Anastasio no distingue entre realidad y
ficción e, impresionado, habla del Diablo, de las transformaciones de Fausto y
de las vicisitudes de Margarita como si todo fuera verdad.
Con el pseudónimo de Anastasio el
Pollo, entró Estanislao del Campo en el mundo de las letras. Su poema
gaucho-burlesco Fausto alcanzó casi de inmediato una enorme popularidad,
popularidad que ha persistido y aumentado si cabe hasta nuestros días. Su aparición
fue entusiasmarte saludada por la crítica, y lo que nunca había ocurrido antes
en nuestro medio, suscitó una larga polémica entre dos jóvenes talentos que
habían de afirmarse más tarde, Pedro Goyena y Eduardo Wilde. La polémica
interesante y animadísima derivó hacia conceptos generales de la poesía, pero
contribuyó indudablemente a tener a Del Campo y su libro sobre el tapete de la
actualidad. Escribió también otras muchas composiciones de diferentes estilos,
sin embargo es en la cuerda gauchesca donde da las mejores notas. De humor
festivo, tiene una pluma llena de colorido para verter su fácil filosofía
campera y fresca imaginación.
Es curioso advertir que, no obstante
el género escogido, era más bien un hombre de ciudad. Muy porteño lo vemos en
1852 tomar parte en la defensa de la ciudad cuando el general Lagos le puso
sitio. Concluido éste entró a prestar servicio en la aduana. Más tarde fue
secretario de la cámara de diputados cuando ya militaba abiertamente en las
filas alsinistas, alternando la carrera administrativa con las más animadas
acciones de Cepeda y pavón donde se batió con entusiasmo. Llegó así a capitán
en 1861. En 1874 es ascendido a teniente coronel saliendo a campaña con motivo
de la revolución de ese año. Luego tuvo una corta actuación como diputado
nacional y terminando su mandato fue nombrado oficial mayor del Ministerio de
Gobierno de la Provincia. Se desempeña en todos estos cargos con escrupulosidad
y competencia y toma asimismo parte activa en las luchas políticas, pero sin
abandonar la poesía que es sin duda su vocación más íntima.
Falleció el 6 de noviembre de 1880 y
los mejores poetas de la época, José Hernández y Guido y Spano, pronunciaron
conmovedoras oraciones en su tumba. Mereció también fuera del aplauso popular y
de la crítica del país, grandes elogios de un crítico español tan severo como
Menéndez y Pelayo.
Vamos a deleitarnos con
un poema:
Cuando yo tomo la plumaY saco a luz mi cuaderno,
Hagan de cuenta que agarro
Mi guitarra por el cuello
Para ver si soy poeta
Fíjate, niña, tan solo
En que lloro cuando canto
Y que canto cuando lloro.
Yo mojo en llanto mi pluma;
¡Sarcasmo de hado funesto
Que siendo mi alma tan blanca
Me ha de servir de tintero!
En tu casa me aborrecen
Sin más que porque te quiero:
Es decir que si te odiara
Me querrían con extremo.
Dicen que soy horroroso:
Por la lisonja, mil gracias:
Mirá tú mi corazón
Y prescinde de mi cara
La cicatrices del rostro
Poco me importan, o nada;
las que me importan, y mucho,
Son las que tengo en el alma.
Se me figuran que son
Tus lindos ojos, morena,
Dos legunas de azabache
En que la luna rïela.
¿Qué tienen, niña, tus labios,
Que cada vez que los miro
Siento, con sorpresa grande,
Que se me estiran los míos?
Mira: ---si fuera pastor
Y si tú, pastora fueras.
Me parece que andarían
Mezcladas nuestras ovejas.
Cuando te veo cavilo
En el contraste tremendo
Que hace tu vestido blanco
Con tu corazón tan negro.
Es tu ventana un altar,
Una deidad tu persona,
MI amor un ardiente culto,
--- ¿Podré contar con La Gloria?
Me enviaste un día una cruz
Y desde entonces me digo: ---
¿Significa esto Fe
O querrá decir Martirio?
Ella vino en un pañuelo
De Cambray de hilo bordado;
¡Ay, Lucila! ¡Cuántas veces
Enjuagué con él mi llanto!